lunes, 4 de diciembre de 2017

Biomasa


Quemar o no quemar… las naves

  (De la serie Energías que mueven al mundo).
 sariol@enet.cu

La frase original, atribuida según algunos a Hernán Cortés   —o de la autoría de Alejandro Magno, cuentan otros—,  es más que gráfica. Ante la alternativa de retroceder o seguir adelante, algunos prefieren lo drástico.

La obtención de energía mediante fuentes renovables cada vez encuentra alternativas, entre más futuristas, más atractivas. La biomasa es un ejemplo de Santo Grial, mezcla de objetivo supremo sobre bases antiguas: carbonizar, abrasar, incendiar, incinerar. En el propósito de quemar, algunos habrá que no sepan dónde está lo futurista y dónde lo arcaico. 


La sostenibilidad se gana en el presente*. Y uno de los límenes está en la obtención de energía mediante fuentes renovables.

 

Unos cuantos en Cuba tienen la percepción de que eso es posible —y probable— solo a partir del concepto de desarrollo local. Asumen que esto depende de la capacidad de gestión —y decisión— de los gobiernos de base y las posibilidades de cada territorio. Y en todo caso, si —y solo si— se procede con total participación ciudadana.

 

Sin embargo, promover una cultura hacia el uso de la energía producida por fuentes renovables, es algo harto complicado.

 

Sobre todo si en el debate de científicos, tecnólogos y decisores políticos, la controversia anda muchas veces centrada no en la implicación social del cambio, sino en lo que —acudiendo una y otra vez a la argumentación tecnocientífica— es más moderno, «de punta» en términos arte factuales; más atractivo en su relación económica gasto/beneficio; o rinde más, de forma inmediata.

 

 Con frecuencia cargan la mano con un discurso triunfalista sobre bondades en lo ecológico, sobre viabilidad, eficiencia operacional y probable eficacia en los resultados.

 

Extremos que se tocan


Pensemos en dos casos curiosos.

Una de las últimas tendencias mira al mar. Pero la idea va más allá del vaivén de las mareas. Ahora centran el foco en las microalgas. Cada vez son más los expertos que las ponderan como probable biomasa: alta productividad, bajos requerimientos de condiciones de cultivo y nutrientes y gran capacidad de fijar el CO2.

 

No pocos comienzan a hablar de la plataforma insular cubana como un enorme «pastizal» de tales microalgas, con elevado potencial de especies, sol en gran parte del año, ideal para un rápido crecimiento y por la misma razón menor costo de producción.

 

En la ya larga lista de fuentes renovables, algunos las incluyen y las etiquetan como la Tercera Generación de Biocombustibles.

El entusiasmo sortea con advertencias que dan cuenta de estudios insuficientes[1] sobre géneros y especies sin descripciones, claves o ilustraciones, cuestión cardinal para conocer a fondo la flora marina. O desoye las alertas sobre los efectos del cambio climáticos en la zona costera cubana.[2]

 

Por otra parte, la cogeneración de energía eléctrica resultado de la producción de azúcar de caña, es una alternativa desde la época en que los Complejos Agroindustriales (CAI) se llamaban centrales o sencillamente «ingenios». A mediados del siglo XX unos cuantos habían dado propuestas[3] para usar el bagazo como fuente de energía.

 

Con el poder de tecnologías más modernas se obviaron muchas alternativas. En el enroque de nuevas percepciones y aplicaciones tecnológicas, el fenómeno parece ser, en esencia, el mismo: la vuelta a los antiguos saberes.

 

El principal cultivo del país sigue siendo la caña de azúcar y la agroindustria azucarera en Cuba deviene, en potencia, la gestora más importante de fuente renovable de energía. De hecho, según expertos[4], constituye el segundo productor de electricidad en el país.

 

La cantidad de bagazo, resultante de la molienda y de los residuos agrícolas cañeros (rac), consecuencia del corte, es enorme. Este material representa el 30% de los tallos verdes molidos.

 

Por cada hectárea cosechada es posible obtener anualmente 13,5 toneladas de bagazo, equivalentes a 2,7 de combustibles (tce). En una zafra promedio en Cuba se pueden producir 70 millones de toneladas de caña (tallos verdes), que representan 21 millones de de bagazo, equivalentes a 4,2 millones de tce.

 

El bagazo constituye la principal fuente de energía en la producción de azúcar, en cuyo proceso —cocción y posterior concentración del jugo extraído a la caña durante su molida—, se consumen 500 kg de vapor y 21 kilowatts/hora por tonelada de caña molida.

 

Un estudio afirma que el aumento de la eficiencia en la producción de electricidad en la industria azucarera permitiría cubrir una parte importante de la actualmente generada en las centrales termoeléctricas[5].

 

 Hoy es bajo el aprovechamiento de la capacidad instalada y demasiada la obsolescencia tecnológica en la base energética de la industria.

 

Algunos expertos objetan utilizar más del 20% de rac ante afectaciones a las calderas por la presencia de cloro y su efecto sobre la corrosión. Hay dudas sobre la cantidad existente en las hojas verdes, en las hojas secas, en el cogollo y cuáles podrían ser las medidas para disminuirlo o eliminarlo. Investigaciones faltan.

 

Hay quien sueña con algas. Hay quien se empeña con la gestión de la biomasa resultante de la cosecha de arroz.

 

Todo es posible. Cada cual en su entorno.

No hay que quemar… las naves.

 


* ver Decálogo del pesimista, disponible en este mismo blog
RECUADRO

Los residuos agrícolas cañeros (rac) incluyen el cogollo (parte superior de la planta: 30%), hojas secas: 30% y hojas verdes: 40%. En Cuba la caña se cosecha un 70% por medio de máquinas que reintegran el 50% de los rac al campo, como fertilizante biológico. Luego se separa el 50% de los residuos agrícolas que traen del campo en centros de acopio. Como promedio es posible recolectar 3,75 toneladas de rac por hectárea de caña cosechada, equivalentes a 0,62 de tce. El uso de los rac como combustible depende ante todo de la posibilidad técnica de su recolección, compactación y conservación durante un tiempo prolongado. Hoy es un tema pendiente.

 



[1]NOTA CIENTIFICA. ADICIONES A LAS ALGAS MARINAS DE CUBA.
Ángel Moreira , Ana M. Suárez y Rubén Cabrera 2
 
[2]El Cambio Climático y la zona costera cubana. Nuestros científicos alertan”.
Disponible en http://www.medioambiente.cu/cambioclimatico.pdf
 
[3] Santiago Martín, un canario afincado en Cuba, fue uno de los defensores del uso del bagazo para producir energía.
 
[4]“Generación de electricidad a partir de bagazo en Cuba”. Autores varioshttp://www.fao.org/docrep/t2363s/t2363s0n.htm.
[5] Ídem anterior.


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