martes, 19 de diciembre de 2017

Cuba en el contexto de cambio climático


En busca del Santo Grial

(De la serie III Milenio: las estaciones del hombre)

 

Por Ms.C. Jorge Sariol.

sariol@enet.cu

 

Que el clima está cambiando, con alteraciones observables, no es noticia. Es medible el aumento de la temperatura promedio anual, el ascenso del nivel medio del mar y las variaciones del régimen de lluvias.

Es posible también de mostrar con cifras el incremento y extensión significativa de las sequías ―que llega con los subsecuentes cambios en la disponibilidad del agua― y la disminución de los recursos hídricos potenciales. Y todo lo anterior es síntoma, corolario o secuela del cambio climático.

La preocupación de medio mundo es cómo vamos a salir de esto. Y Cuba es parte muy preocupada de ese medio mundo interesado.

Además de las cinco alteraciones enumeradas al principio, el archipiélago sufre la salinización de acuíferos terrestres, en particular los subterráneos, por el avance de la «cuña salina», mientras ve amenazados —en un futuro impreciso, pero inexorable— sus asentamientos humanos costeros, por la pérdida de superficie terrestre.

Como parte del planeta ­interesada en hallar respuestas―, el país se adecua y asume ya la tendencia predominante en el enfoque ante el cambio climático en sus dos vertientes: la adaptación, como prioridad, y la mitigación, como oportunidad para enfocar el desarrollo.

Sin embargo, aún con la existencia de un marco de preparación, con el Programa para el enfrentamiento al cambio climático ―octubre 2007―y la implementación de los macroproyectos Peligros y Vulnerabilidad Costera y Plan de Acción (febrero 2011), todos sabemos que no es tan sencillo.

La Tarea VIDA, aprobada en abril de 2017 como plan del estado cubano para el enfrentamiento al cambio climático de la República de Cuba, es tal vez el más amplio, responsable y previsor propósito que la nación se haya planteado.

Como criterio fundamental, la tarea se centra en la preservación de la vida de las personas, su seguridad física y alimentaria y el desarrollo del turismo, por lo tanto requiere de la intervención de muchos organismos y entidades.

Sus tiros van dirigidos a una gestión responsable ante la disponibilidad y uso eficiente del agua, la reforestación hacia la máxima protección de los suelos y las aguas, el manejo de arrecifes de coral y playas arenosas.

Sus proyecciones se encaminan hacia la seguridad alimentaria, el empleo de energía de fuentes renovables —sobre todo, la eficiencia energética— y el desarrollo de los ámbitos agropecuarios, de turismo, salud, construcción, transporte e industria.

Su providencia se interesa en perfeccionar monitoreo, vigilancia y sistemas de alerta temprana. Y como base de todo empeño, se interesa en desarrollar la percepción del riesgo y aumentar el nivel de conocimiento de la población.

Cuba no es culpable del cambio climático, pero igual nos afectará y conviene que encontremos el modo de resolver, además, los problemas ambientales acumulados en la nación, que incluyen la degradación de los suelos, la afectación de la cobertura boscosa, la contaminación y la pérdida de la diversidad biológica.

¿Será demasiada suspicacia?

El Dr. en Ciencias Wenceslao Carrera un experto cubano del medio ambiente, asegura que no hay vuelta atrás: «El cambio climático ha estado relacionado con la actividad del hombre. Desde la era preindustrial, hay una correlación muy directa entre las emisiones de gases de efecto invernadero y del incremento de la temperatura global en el planeta, es decir, la temperatura promedio en su relación superficie océano tierra de todos estos años. Desde los años 70 ha habido un aumento sustancial de estas emisiones. Y ya sobrepasamos la concentración permisible.

«Téngase el discernimiento que se tenga, no puede ignorarse que las temperaturas aumentan cuando aumentan las emisiones de CO2, y este aumento de temperatura no debería superar los 2 grados. La concentración de Gases de Efecto Invernadero (GEI) debería estabilizarse a 450 partes por millones (ppm). 

«Estamos acercándonos a los llamados “puntos de inflexión” en términos de capacidad de carga de la atmósfera del planeta», puntualizó.

Por los días en que este trabajo se andaba gestando se daba a conocer una convocatoria realizada por la Oficina Técnica del Ozono (OTOZ), de Cuba, a los Organismos de la Administración Central del Estado (OACE) y entidades nacionales para inventariar las Sustancias Agotadoras de la Capa de Ozono (SAO). 

El levantamiento —mediante un software nacional— permitiría cuantificar el consumo de esas sustancias, para trazar una estrategia nacional y hallar alternativas en la agenda país y reducir la presencia de refrigerantes que dañan el Medioambiente.

Son ámbitos diversos.  Si el problema será para todos, las soluciones deberán llegar también desde cada uno.

No hay comentarios: