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El amor a la Patria es hoy también el amor a la tierra que pisan nuestras plantas.
La ciencia es
el alma
de la prosperidad de las naciones
y la fuente de vida
de todo progreso.
Louis Pasteur
(1822-1895)
La soberanía alimentaria es tal vez una de las urgencias más complicadas que tiene ante sí la vida nacional. Y mucho depende de la agricultura. Para este ámbito, el estado de la tierra cultivable es uno de los primeros dramas entre un montón de dilemas organizativos, estructurales, financieros y científico-tecnológicos.
Y lo primero es lo primero. Para ese recurso natural llamado suelo, la sobreexplotación y la erosión/degradación, aparecen como los problemas más agudos, junto con el uso —y abuso— de las aguas y la calidad de la naturaleza acuífera.
En la Estrategia Ambiental Nacional[1]se afirma que «De los 6,2 millones de hectáreas de superficie agrícola del país, el área cultivada corresponde a 2,7 millones de hectáreas y a estas se dirigen fundamentalmente las acciones del Programa Nacional de Conservación y Mejoramiento de Suelos».
El alto grado de su deterioro, debido a varios factores, se caracteriza de ese modo:
43 % de los suelos está afectado por erosión de mediana a fuerte (3.0 millones de hectáreas) 40 % por mal drenaje (2,7 millones de hectáreas) 70 % por bajo contenido de materia orgánica (4,7 millones de hectáreas) 37 % por baja retención de humedad (2,5 millones de hectáreas) 24 % por compactación (1,6 millones de hectáreas) 15 % por salinidad y sodicidad (1,0 millón de hectáreas) 12 % por pedregosidad (1,0 millón de hectáreas) 10 % por acidez, pH en KCL ≤ 4.6 (0,7 millones de hectáreas)
Existen, además, otras afectaciones que no están cuantificadas en toda su magnitud, como es la alcalinización de los suelos más productivos, lo que a partir de muestreos agroquímicos se ha venido detectando desde 1994. Estudios posteriores realizados al efecto, mostraron como resultado que la alcalinización de esos suelos se debía fundamentalmente al efecto de la calidad del agua de riego. Fuente: ESTRATEGIA AMBIENTAL NACIONAL |
Según expertos «Cuba es de los pocos países que ha desarrollado un sistema propio de clasificación de suelos, sin embargo, precisa de actualización y aún cuando en la Constitución de la Republica, en su Artículo 27 se dictamina que El Estado protege al Medio Ambiente y los recursos naturales del país «Corresponde a los órganos competentes aplicar esta política. Es deber de los ciudadanos contribuir a la protección del agua, la atmósfera, la conservación del suelo, la flora, la fauna y de todo el uso potencial de la naturaleza».
Y todo pasa, también, por una cultura de la diversidad, curiosamente en medio de una diversidad de prácticas, en ocasiones contrapuestas.
Una de las tendencias más actuales para contribuir al mejoramiento de los suelos cubanos, y por extensión, la vida, es la llamada Agricultura de Conservación, una vía de producción agrícola que desde la sustentabilidad adapta prácticas agrarias a las condiciones locales de cada región.
II
La Agricultura de Conservación es la práctica agrícola que promueve la biodiversidad y los procesos biológicos naturales por encima y por debajo de la superficie del suelo; insiste en el uso racional del agua y de nutrientes, tanto en la producción de secano como en la de riego. Insta al uso de semillas certificadas, la diversificación de especies vegetales y la gestión de plagas ymalezas. Exhorta, además, a la integración entre agricultura y ganadería y la armonización entre pastos y bosques en los paisajes agrícolas.
Principios fundamentales de la Agricultura de Conservación
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Todo lo anterior precisa de juicio crítico, más de que de buena voluntad. Entre la sociedad de consumo y la sociedad de producción existe una línea sutil que resalta solo cuando las grandes crisis nos recuerdan la fragilidad de la vida.
CONTRADICCIONES QUE DEBE SUPERAR EL DESARROLLO SUSTENTABLE
(Tarte, Rodrigo. Mayo, 2006)
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Glosario
Edafología: Ciencia que estudia la naturaleza del suelo como hábitat de las plantas.
Taxonomía: Ciencia que trata de los principios, métodos y fines de la clasificación; se aplica, en especial, dentro de la biología para la ordenación jerarquizada y sistemática de los grupos de animales y de vegetales; en categorías como orden, familia o género, según ámbitos histórico, agrupamiento, Tipo genético, Subtipo, Género, Especie y variedad.
[1] (2017 / 2020) — Capítulo II. Diagnóstico. 2.1. Caracterización 2.1.1. Recursos. Naturales. Suelos—