jueves, 17 de septiembre de 2020

Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono

Oh, Magister!

Cada 16 de septiembre  —Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono—, se agudiza el debate entre los partidarios de la «filio-ozonía» y de la «ozonofobia». Da la impresión de que, en verdad, nadie sabe nada, pero…

 

Como sucede con la energía nuclear, los transgénicos, el cambio climático, el calentamiento global, la participación de los transexuales en competiciones deportivas, el consumo de carbohidratos y de grasa animal en la alimentación, el mundo no logra concierto ante la disparidad de criterios sobre verdades y mitos del ozono.

El ozono (O3) es una forma alotrópica* del oxígeno molecular (O2), presente en las capas altas de la atmósfera como un constituyente gaseoso natural. En 1785, el físico holandés Martinus van Marum mientras realizaba investigaciones con máquinas electrostáticas, percibió un olor característico, único y punzante; pero fue en 1840 cuando C. Schonbein, lo bautizó como ozono, del griego Ozein que significa «oler». Y tal es su efluvio que, por encima de 0,1 ppm,* es un gas altamente irritante.

La primera constancia bibliográfica de su uso en medicina, data de la Primera Guerra Mundial: en medio de las terribles condiciones de los campos de batallas se usó ozono para la limpieza y desinfección de heridas.

Según el mismo estudio ya en 1935 se empleó, por primera vez, mezcla de ozono-oxígeno nada menos que insuflado ¡por vía rectal! para tratar fístulas y colitis ulcerativas.

En 1950, fue creado el primer generador de ozono para uso médico, que lograba la dosificación exacta de las mezclas de ozono-oxígeno y así era posible aplicar dosis convenientes para evitar daños colaterales.

Cuba, a nivel macro, tuvo experiencias, por primera vez en 1981, con el uso de ozono aplicado como bactericida en la desinfección de agua potable contaminada. Luego, en 1986, se creó «la primera sala experimental de ozonoterapia en Cuba, donde se desarrollaron tratamientos para varias enfermedades de importancia social con un enfoque clínico-investigativo vinculado muy estrechamente con los trabajos experimentales de laboratorio».[1]

Al ozono le es reconocido un elevado poder oxidante, y en tal condición se activa como agente antimicrobiano capaz de inhibir y destruir microorganismos patógenos como bacterias anaerobias, virus, algas, hongos y protozoos. Se afirma que todas las enfermedades causadas por estos microorganismos son potencialmente curables con la ozonoterapia.

Sin embargo, la controversia, lejos de matizarse, se agudiza. Algunos estudiosos lamentan el hecho de que, a pesar de todas sus virtudes, en varios importantes medios de prensa se nieguen la existencia de estudio científico alguno que acredite la validez del ozono en la práctica médica.

II

 

Hay vida en la Tierra gracias al ozono. La famosa capa estratosférica[2] de O3 matiza las radiaciones ultravioletas inferiores a 280 nm* — de gran poder energético y letales para la vida — , antes de llegar a la superficie terrestre.

Sin embargo, a principio de los años 80, comenzó una ola de llamados de atención hacia un agujero en dicha capa, según parece, como consecuencia de

la enorme cantidad de gases industriales emitidos a la atmósfera, con todos los males que traería aparejados a la humanidad. Tanto fue el cántaro que, en 1985, se adoptó la Convención de Viena para la Protección de la Capa de Ozono.

La campaña fue de tal envergadura que, en 1994, la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el 16 de septiembre Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, en conmemoración de la fecha de la firma, siete años antes, del Protocolo de Montreal — resolución 49/114 — sobre sustancias que dañan la capa de ozono.

«Ozono para la vida», es el lema elegido para este año, escamoteado por una pandemia, como si fueran pocos los males para la existencia de la humanidad.

Las noticias hablan de períodos del agrandamiento del agujero en la capa de ozono, tanto como de etapas de cierres más o menos palmarios. Y nunca estamos seguros de cuán siniestro es uno y cuán esperanzador es el otro.

Por otro lado, ciertamente existen evidencias contradictorias sobre la genotoxicidad del ozono[3] y los posibles efectos tóxicos como consecuencia

de la exposición aguda al gas por inhalación: inflamación pulmonar y daño celular al epitelio de la cavidad nasal, a los bronquios y bronquiolos, así como a los macrófagos alveolares, todo lo cual provoca la hiperreactividad bronquial y la inducción y el agravamiento de las crisis de asma.

Los análisis sobre la genotoxicidad son profusos y extendidos y su aceptación como técnica terapéutica aún despierta, cuando menos, suspicacia. 

Y la controversia se agudiza cuando se publican notas en medios de prensa asegurando que durante los meses más estrictos de la cuarentena, los niveles de ozono en Europa aumentaron. Pero no en la estratosfera o en la producción para el uso terapéutico, sino en concentración dentro del aire respirable.

«El ozono es un contaminante secundario — dice la nota — , que se forma a partir de reacciones fotoquímicas entre tres elementos: óxidos de nitrógeno, que surge de la quema de combustibles fósiles; compuestos orgánicos volátiles, presentes sobre todo en productos agroquímicos y los rayos de luz solar (…) Este gas es el segundo contaminante más peligroso del aire, después de las partículas en suspensión».

Con tales truenos…

 

    Glosario

    Alotrópicas: que tiene propiedades de Alotropía, características de algunas sustancias simples de poseer estructuras atómicas o moleculares diferentes. Las moléculas formadas por un solo elemento y que poseen distinta estructura molecular se llaman alótropos: Oxígeno 02, Ozono 03.

    ppm: partes por millón (ppm); unidad de medida de concentración. Se refiere a la cantidad de unidades de la sustancia (agente, etc) que hay por cada millón de unidades del conjunto.

    nm: nanómetro, unidad de longitud del Sistema Internacional de Unidades (SI) que equivale a una mil millonésima parte de un metro.

 

[1] Estudio bibliométrico sobre el uso del ozono http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1024-94352006000100007

ACIMED, versión impresa ISSN 1024–9435. ACIMED v.14 n.1 Ciudad de La Habana ene.-feb. 2006.

[2] Entre los 10 y los 50 km de altitud aproximadamente; en ella reina un perfecto equilibrio dinámico y una temperatura casi constante.

[3] Estudios sobre genotoxicidad del ozono, Dr. Ricardo González, Dra. Cheyla Romay y Dra. Silvia Díaz-Llera http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-03002004000300008

Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas/versión impresa ISSN 0864–0300 versión On-line ISSN 1561–3011Rev Cubana Invest Bioméd v.23 n.3 Ciudad de la Habana jul.-sep.

 


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