viernes, 30 de octubre de 2009

Revista Temas

“Último jueves de Temas  o  Yo estaba allí, no quiero invento”.
“Último Jueves” debería ser un espacio no para corifeos ni para focas aplaudidoras, sino para gentes interesadas en el debate serio, que produzcan en el ámbito académico, comunicacional o sociocultural, acciones que sirvan de respuestas a las tantas interrogantes de este mundo.
Por Jorge Sariol.

La revista Temas, en su familiar espacio Último Jueves ―anda cumpliendo ocho años―, invitaba este 29 de octubre, a debatir «en qué medida la cultura (cubana y foránea) se ha transformado gracias a Internet y, en general, a las nuevas tecnologías de la información; las ventajas y desventajas de la "world wide web" en este sentido».
Fui como he ido otras veces, para socializar un par de preguntas y sacar en claro unas cuantas respuestas. La propuesta me movió a llevar además un pequeño texto, resultado de un debate entre socios blogueros, aunque, a decir verdad, me parecía ―fijo― que el ideo-tema de este jueves era demasiado pretencioso, a pesar de que Temas es a mi juicio una de las revistas más serias, valientes y de calibre en el debate cubano de hoy.
Los organizadores aseguraban que entre otros tópicos, «los panelistas y asistentes podrán intercambiar opiniones sobre qué significado tiene Internet en el terreno de la cultura (el arte y la literatura, las ciencias sociales y naturales, la educación superior, los medios, etc); cuáles son las causas que explican el desarrollo desigual en el uso y aprovechamiento de Internet en las distintas áreas de la cultura y el conocimiento en Cuba, y qué peso tienen los sitios web en la representación de la cultura y la realidad cubanas».
Las exposiciones de los panelistas me iban dejando con las ganas en una tarde con mucho de “observaciones empíricas”, aunque la coherencia, la pertinencia, y el rigor de Desiderio Navarro lograban mover las expectativas en cuanto a las representaciones: ciberculturidad ―o tal vez “ciber-incultura”―, el conflicto del flujo de información y contenido en Internet en un solo sentido, el lenguaje cultural y la seudo cultura en las “wiki”…  
Luego llegaron las participaciones del público; unas candorosas disfrazadas de ásperas, otras incisivas disfrazadas de ingenuas, algunas serias, otras ni fú ni fá, hasta que tomó la palabra una que llegó, dizque “burlando la persecución policial” y lo hizo bajo una peluca platinada, que realmente la hacía invisible…sólo para ella misma; sacarse el periquillo teatralmente y hacer uso de la palabra, más parecía una escena de telenovelón. 
Un bombillo de mil watts tratando de llamar la atención, no lo hubiera hecho mejor, porque lo que dijo fue un poco de boberías machaconas que poco tenían que ver con el debate y que sólo provocó el aleteo grácil de alguna foca de animatronix. Me decepcionó la tal Yoani, considerada por cierta prensa como una de las 100 personas más no-sé-que-cosa del mundo.
En los debates desapruebo el desmontaje de argumentos desacreditando al argumentador, pero en este caso ni falta que hacía. Pensé que entre tanto y tanto, algo había de haber de calibre en su discurso, o en sus maneras o en su actitud. Sólo vi a una payasita. Peor, una payasita grotesca. Y algunos colegas extranjeros se tragaron el pez, con todo y anzuelo.
¿O fueron a cenar a sabiendas?
 No sé qué será, pero algo no encajó en la comedia que vi.

Las preguntas que hubiera querido plantear, las dejo para la próxima. Tenían que ver con el lenguaje y sus nuevos escenarios. El texto sí va a continuación, en este mi blog, que para eso es mío (el blog, digo; el texto es una socialización de muchos “saberes” que asumo, y de todos modos el “nojao” es un oficio como otros.

Alguien dijo, ha poco, que nos encontrábamos “en medio de una revolución silenciosa que está modificando la forma de producir noticias y también de consumirlas. Los medios están alterando sus rutinas productivas por el impacto de intercambiar noticias y otros contenidos de manera tan sencilla como incontrolable, en un proceso que parece, por volumen e impacto, no tener límites”.
En el texto “Nosotros, el medio. Cómo las audiencias están moldeando el futuro de las noticias y la información”, sus autores escribieron sobre el llamado periodismo participativo o ciudadano, como un «movimiento de miles de usuarios de Internet que tienen un rol activo en el proceso de recolección, producción, análisis y distribución de noticias e información»
A saber, más de 100 millones de blogs hay hoy en el mundo; plataformas, como Wordpress, Bloger, Topix o Digg, brindan la posibilidad de escribir artículos, jerarquizarlos, calificarlos y compartirlos.  Ante este panorama, surgen numerosas preguntas: ¿qué está sucediendo con la profesión periodística? ¿Puede un blogger ser llamado periodista? Recién las dos Cámaras parlamentarias de USAmérica, estaban discutiendo su versión de “la Ley de Libre Circulación de Información, pero no coincidían en la definición del profesional encargado de difundir esa información y, por tanto, quién está protegido o no. Según la versión propuesta por el Congreso , el término ‘periodista’ no incluye a autores de blogs, escritores independientes o freelance, ni colaboradores”. Se dice que “Toda persona que publique información sin estar asociada a un medio de comunicación perdería la protección legal. En caso de denuncia, le pueden pedir anotaciones, documentos compartidos por una fuente, grabaciones o incluso el nombre de la persona que le ha proporcionado la información”.
Esto es en EE.UU. No en Cuba, aprecien la sutileza.
Y que conste, no estaban hablando de ética, ni de rigor profesional, ni control de la calidad, ni seriedad en la jerarquización.
Muchos se preguntan “¿Cuál es el límite entre un artículo periodístico generado por un medio tradicional y la producción de un ciudadano común que, dotado de la tecnología, es capaz de generar una historia incluso relevante, bien escrita y publicarla sin intermediación alguna?”  Imagínense cuántas respuestas habrá en círculos académicos o en medio de la rutina productiva de la “molienda”. Ya no se necesitaría de un medio tradicional para publicar, ni para ser masivo. Tampoco eso significa que medio mundo te verá.
El éxito de un blog no depende unas cuantas veces de la calidad del blogero ni del título, ni del diseño del blog, ni de la sistematicidad en subir noticias ni la trascendencia de lo que se sube. Depende del agua que como en el dominó, se le da a las fichas de intereses mediáticos, algunos bastantes espurios.
Ejemplos se sobran.
Pero la herramienta es fabulosa y tenemos que usarla nosotros, no para defendernos ―estar siempre a la defensiva me preocupa más que un P 11 a las tres de la tarde y me coarta tanto como el futuro cierre incierto del comedor obrero―, sino para estar en la ofensiva por la identidad nacional, por la cultura patria y por una visión “autofocal” que es desconocida o anda distorsionada, muchas veces por omisión.
No se trata de hacer propaganda política ya que, como se sabe, la propaganda cuando se nota que lo es, deja de ser eficiente y eficaz.
El centro de Información para la prensa CIP recién lanzó el blogcip, una plataforma cubana “hosteada” en Wordpress para que la usemos. En mi opinión es excelente trabajo de informáticos, pero necesita ser un poco más amable, es decir ser, un poco más práctica, periodísticamente hablando.
"Sin percepción correcta no hay juicio correcto" dice una máxima.
Bajo ese precepto ―es al menos el de esta bitácora―, “bloguear en cubano” será compartir ideas, información y contenido para propiciar conocimientos, para ayudar a entender la complejísima ―y por tal razón, también rica― realidad cubana de hoy.
Como la comunicación es un acto social, es por tanto también esencialmente un hecho ideológico.
De eso se trata en el tema blogs cubanos
Que cada cual capte lo que pueda.


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