“¡Me mudara para Alaska si allí hubiera
mangos!”.
Cacique Barigua.
Valle del Tayaba.
Otoño de 1450.*
Por
fin, hoy, sábado 22 de septiembre de 2018, faltando seis minutos para las once
de la noche será el equinoccio de otoño en Cuba. Lo afirma nuestro Instituto de
Geofísica y Astronomía (IGA).
En
otros lugares del hemisferio Norte de este planeta comienza el otoño con el fin
“oficial” (astronómicamente hablando) del verano. Y comienzan cambios de
temperatura y en la naturaleza.
Pero
en Cuba eso no significa mucho.
En
ese instante el eje de la Tierra es perpendicular a los rayos de Sol y solo
ocurre en marzo y en septiembre.
Al
contrario del solsticio de verano, la tierra se inclinará, gradualmente, en su
eje imaginario hacia el lado opuesto hasta los 23,5 grados. Así que a Cuba el sol
llegará a nosotros en un ángulo pronunciado. El sol alcanzará su punto más bajo
en el cielo del mediodía del 21 o el 22 de diciembre, marcando el solsticio de ídem.
Pero
en Cuba eso no significa mucho.
De
los 365 días del año en esta isla tropical y caribeña, 355 son de sol “rajatabla”;
tenemos fresco solo diez días, descontado las horas de once de la mañana a una
de la tarde, momento en que el invierno cubano se toma su horario de almuerzo y
desaparece.
Estación
de las cosechas ―maíz…girasol―, Otoño representa madurez y asentamiento Y se
considera plenitud del año, aunque también simboliza el ocaso de la vida, cuando
algunas cosas se caen…como las hojas del árboles…que no son perennes.
Durante
el otoño es famoso el Halloween y el Día de Acción de Gracias, muy populares entre
anglosajones y desesperados aspirantes a serlo. En Iberoamérica el día más
importante es el Día de Todos los Santos y el de los Fieles Difuntos, en México.
Pero
en muchas partes del mundo, druidas, behiques, pekwin, chamanes, astrólogos,
iluminados, ungidos y jodedores de toda laya se aprestan a celebrar este día y
los que vendrán en la temporada.
Pero
hoy, sábado 22 de septiembre de 2018, faltando seis minutos para las once de la
noche será ¡Por fin! el equinoccio de otoño.
Aunque
eso no significa mucho en el eterno verano que es Cuba.
* Evidentemente debe ser una frase apócrifa del gran jefe Barigua, porque para entonces tampoco había mangos en Cuba. Ni Alaska se llamaba Alaska.
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