jueves, 15 de febrero de 2018

¿Qué sabes del alzheimer? ¿Qué deberías saber?


El mundo en una neurona

A los jóvenes que lean estas líneas .
 Dentro de 40 años, donde quiera que estén y hagan lo que hagan
 serán adultos mayores. 
Deberían ir interesándose en el tema…
Ahora mismo 
hay quienes están buscando soluciones.


¿Qué sabes del alzheimer? ¿Qué deberías saber? 

Las estadísticas dicen que 46,8 millones de personas en el mundo sufren de Alzheimer o alguna demencia relacionada. En el año 2050 dentro de solo 33 años serán casi el triple.

Llamada la epidemia del siglo, clasifica entre las seis afecciones que precisan de atención priorizada en relación a la salud mental, según Organización Mundial de la Salud (OMS).

Es un padecimiento neurodegenerativo, descrito por primera vez en 1906. La culpa de su existencia no la tuvo el neurólogo alemán Alois Alzheimer, como algunos creen. Él solo le dio su apellido en sus productivas investigaciones.

Los países desarrollados son los más afectados, por la elevación de las expectativas de vida. Esos ­indicadores demográficos los tiene Cuba.

Uno de cada 10 cubanos mayores de 65 años padece Alzheimer—alrededor del 1,3 % de la población cubana— y desde luego, aunque son cifras aproximadas, se dice que la padecen 160 000. Y si no llega antes una cura pudieran llegar a los 260 000 para el 2030 y 520 000 en el 2050.

Las características neuropatológicas de la enfermedad están dadas por la presencia en el cerebro de depósitos proteicos que los expertos llaman «enrejados neurofibrilares (EN) y placas seniles», presuntos implicados en el proceso de la degeneración neuronal progresiva y finalmente en el desencadenamiento de la muerte neuronal.

El ser humano aquejado de Alzheimer comienza por pérdida de memoria inmediata así como de otras capacidades mentales. El deterioro cognitivo y los trastornos conductuales comienzan un proceso gradual e inexorable.

Poco a poco el mundo exterior se apaga en sus cabezas.

I

Sin embargo, ese mundo exterior anda investigando en ciencia pura y en temas humanos. Se crean grupos de autoayuda, de orientación a la familia, se elaboran consejos, se publican manuales y redactan guías útiles para cuidadores.

La terapéutica se encarga de fármacos y estimulaciones cognitivas. Y en el camino se echa mano, incluso a la medicina natural y alternativa. Todo cabe en la salvación.

Lamentablemente el diagnóstico más extendido, mediante pruebas psicológicas, criterios clínicos y la exclusión de otros trastornos neurológicos, tiene una confiabilidad moderada de alrededor de un 85%.

Un proceder más certero solo es obtenido tras visualización en análisis post-mortem.

La ciencia, sin embargo, insiste en métodos no invasivos para el diagnóstico precoz, intentando el marcaje in vivo de sus trazas.

Algunos expertos andan analizando una etiología fúngica de la enfermedad explorando infecciones causadas por hongos, pero «No hemos encontrado ―dicen― evidencias de infección por virus herpes ni por espiroquetas o clamidias (…) hemos detectado la existencia de varias especies de ­bacterias que coinfectan el cerebro de estos pacientes».

En tales afanes hay quienes emplean métodos de la bioinformáticas en el estudio de la interacción proteína-ligando y en la búsqueda de compuestos líderes en el diseño racional de fármacos. Igual se realizan visualizaciones mediante técnicas tradicionales de neuroimagenología: por resonancia magnética y tomografía de emisión positrónica.

II

Otro grupo recorre el trayecto de la prevención.

En el Centro de Neurociencias de Cuba han sido sintetizados diferentes derivados mono-sustituidos de naftaleno que, de acuerdo con las evaluaciones realizadas in silico, in vitro e in vivo, resultan afines a las placas-amiloides.

Los depósitos de péptidos-amiloides pueden aparecen dentro de los 20 años antes de aparecer los síntomas, de modo que dicha estructura resulta un objetivo adecuado para su diagnóstico temprano.

Y al parecer una terapia preventiva, resultado de un diagnóstico temprano, puede retardar el inicio de la manifestación de Alzheimer ¡en cinco años! y disminuir su prevalencia en un 50%.

Pero es solo una pequeña parte de los estudios puestos en marcha.

Y el mundo no cabe en una neurona.

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