Cuba se actualiza también en la práctica de ejercicios.
En la realidad nacional continúan prosperando los gimnasios y los entrenadores personales.
La tradicional calistenia básica y los ya aplatanados karate y judo, se ven superados por la usanza del espiritual yoga, el exótico taichí o el recóndito Wai tan kung.1 Algunos no corren, practican «jogging»; no se hacen «pesas», ahora entrenan para el «powerlifting»;2 ni aerobios o fisiculturismo: practican «fitnness».
Se pone de moda un sistema de entrenamiento físico-mental llamado Pilates —nada que ver con Poncio—, conocido también como «Contrología», ideal para equilibrar dinamismo, fuerza muscular, control mental, respiración y relajación.
Hoy no se va al gimnasio: se dice «voy al Yimn».
Esnobismo aparte, hay diferencias, marcadas por la modernidad, naturalmente, y por el conocimiento científico las innovaciones tecnológicas. Pero la tendencia es ir la perfección marcada por patrones globales, más centrado en la apariencia externa que en conseguir capacidad respiratoria, resistencia cardiovascular, fuerza muscular, flexibilidad, equilibrio, agilidad, disciplina y constancia, todos peldaños para ascender en la calidad de vida.
En cualquier caso, por lo general, hay ganancias. Solo faltaría saber si la actividad física elegida está bien asumida, asesorada profesionalmente y rinde los frutos deseados, ya sea el nirvana, unos bíceps viriles o unos apetitosos glúteos.
¡En sus marcas!
La vida moderna, vertiginosa y alocada, obliga a pensar un poco en curarse en salud. Y la mejor manera de vivir saludable es prevenir. La prevención tiene al deporte como uno de los mejores aliados.
Pero, cuidado. Hay muchos farsantes, diseminados como la verdolaga. Asoman tímidamente «preparatorias» silvestres, para conseguir un físico adecuado para el ballet, la danza moderna o el casting de un cuerpo de baile de cabaret.
La competencia se siente y hay quienes quieren asegurarse y caen en la trampa de la entrega a personas sin experiencia suficiente y sin escrúpulos, en espacios con hacinamiento, pavimentado, con barras inestables y música a decibeles impropios.
En Internet se ofrecen manuales igual para bajar de peso, tratamiento del vaginismo, calentamiento de la voz, entrenamiento como vigilante de seguridad o escolta privado; e incluso aplicaciones de androide para hacer deportes.
De modo general, siguen vigentes las sencillas reglas básicas para la práctica física, desde vestimenta y calzado cómodos, beber suficiente líquido, establecer un programa gradual en dependencia de la carga de ejercicios, imponerse ritmo cómodo y uniforme, tiempo para relajamiento entre cada repetición —no muchas— a un tiempo veloz, con respiración uniforme y profunda y sobre todo estar alerta ante las señales de alarma del cuerpo. Finalmente, saber qué se quiere a largo plazo.
Nada que cualquiera no pueda asumir. No se trata de clasificar para las olimpiadas. Sucede que el ejercicio deberá ser una forma de vida cotidiana. Y ahí entra la fuerza de voluntad.
No está de más poner a funcionar ciencia y tecnología: revisión médica y una prueba de esfuerzo. No es de hipocondríacos conocer los riesgos cardiovasculares, renales, de hipercolesterolemia u otros que no necesariamente tengan síntomas.
Los gimnasios y los «personal-trainers» serios y responsables pueden contribuir. Y las personas responsables deben —sin discusión— hacer ejercicios y hacerlos con método.
Aun así, no basta
Precisamos vivir en armonía con uno mismo, algo que no consigue el deporte más completo.
En un acontecer instantáneo y sobrado de estrés, muchos nos atiborramos de alimentos plagados de acidogénia, rociados con fertilizantes y plaguicidas; tomamos aguas cloradas, bebemos refrescos con aditivos químicos, comemos carne invadida de hormonas para el crecimiento animal, respiramos mal y dormimos peor.
Así, no hay quien pueda.
1. Wai tan kung es uno de los más recientes «descubrimientos» de los esnobistas. Este antiquísimo ejercicio chino tuvo origen en la filosofía del taoísmo y la Medicina tradicional asiática. Como derivación del Kung Fu, lejos de ser un arte marcial, está pensado como una serie de ejercicios que potencian la relajación de los músculos, la activación de la circulación sanguínea y el despeje de la mente.
2. Powerlifting o levantamiento de potencia, deporte centrado en la «fuerza máxima», a diferencia de la halterofilia (pesas) pensado desde la fuerza-velocidad
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