Habana nuestra de cada día
¿Te imaginas La
Habana sin el Castillo del Morro?
Ante la imagen
de un paisaje urbano ¿cuáles son las cosas que te hacen saber que es La Habana?
Un día la
ciencia y la tecnología militares soplaron en la oreja del rey español Carlos
II —llamado también "El Hechizado"— la urgencia de amurallar la villa
de San Cristóbal de La Habana. Años después, la ciencia y tecnología bélicas
del siglo XIX musitaron, esta vez al oído de una reina —Isabel II—, que la muralla resultaba ya inoperante y lo mejor
sería llevársela en claro.
De haber sido conservada,la muralla de La
Habana habría sido insignia de esta ciudad, como lo es hoy el Morro —y con él
todo el sistema defensivo de la etapa colonial—, el Capitolio, el Paseo del
Prado, el Obelisco de la Plaza de la Revolución o La Rampa.
Cada quien tendrá
su propia lista de sitios y construcciones que simbolicen a La Habana
¿Será solo lo
feo que quieren retratar algunos turistas. ¿Será nada más que lo hermoso que
aparece en algunas retocadas postales turísticas?
Hoy La
Habana puede parecer una ciudad ingrata y sin embargo muchas veces nos da
cobijo bajo las columnatas sin pintar, en los portales que no cuidamos, en los
parques a donde vamos a descansar, y olvidamos poco después de cruzar.
En mi opinión, vale mucho salir por estas
calles a disfrutar o padecer, según el caso, sin mala fe, sino con afán de no
obviar lo feo, para que erradicándolo, lo hermoso se vea mejor.
Este cumpleaños, como tantos otros en los
últimos años, tiene la ventaja de ir sumando en la celebración a más cubanos
que la desean como una Habana más limpia, coherente y organizada, tres
cualidades que no se van conseguir solo con recursos, leyes, disposiciones y
buenos deseos, si los que la habitan no hacen suya la necesidad de vivir en
armonía consigo mismo.
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