En la era de la Pluralidad.
Biota y Bioética.
El 19 de enero de 2007 la Asamblea General de las Naciones Unidas, declaraba al 2010 como Año Internacional de la Diversidad Biológica. Intención: sensibilizar a la comunidad mundial ante las repercusiones que tiene la pérdida continua de la biodiversidad en ámbitos sociales, económicos, ambientales y culturales.
Casi a mitad del 2010 poco ha cambiado en el mundo, como no sea para mal. En la obra, ¿estaremos todos los que somos?
Texto y foto Jorge Sariol.
Texto y foto Jorge Sariol.
Con un largo texto que promovía la defensa de la diversidad biológica, la Organizaciones de Naciones Unidas (ONU) recordaba en aquel momento, entre otras cosas, el Convenio sobre la Diversidad Biológica, ratificado por ciento ochenta y ocho Estados —con menciones a la iniciativa mundial sobre comunicaciones, educación y conciencia pública—, además del compromiso asumido en la Cumbre Mundial sobre el Medio Ambiente.
La estrategia de la ONU impulsa desde entonces un conjunto de ideas, desde celebraciones nacionales e internacionales, hasta la consecución de varios compromisos —implicando sobre todo a los decisores políticos—, con insistencia en salvaguardar no solo la diversidad biológica, sino también promover el bienestar humano y los procesos de su desarrollo.
Pero, en esencia debía tratarse de entender de qué sirve preservar al planeta sin salvar primero al ser humano1.
La vida en un hilo
Por definición se entiende como Diversidad Biológica toda manifestación de vida en el mundo, desde los genes, las células y microorganismos, hasta los entornos, con el ser humano como eje. Es tan grande la variabilidad de los componentes vivos en los ecosistemas —denominado en su conjunto como biota— que según los expertos sólo conocemos un tercio en sus tres niveles básicos. La Diversidad Genética, la Diversidad Específica o de Organismos y la Diversidad Ecológica o de Ecosistemas.
Sin embargo, sobre estas “zonas de vida” —denominación poética dada a los ecosistemas— caen como rayos los planes de desarrollo socioeconómico, necesarios pero algunas veces descontrolados, y decisiones tan urgentes como urgentes son las necesidades, motivadas por la escasez de combustible. Nada escapa. Incide la sobreexplotación de especies —e introducciones o invasiones de otras—, crisis global y en buena medida el desconocimiento del valor económico de la biodiversidad.
En Cuba se suman además la crisis de los 90s, la necesidad de divisa y, sí, no lo obviemos, el bloqueo. A todos estos males, se agregan razones naturales como un círculo vicioso: la agudización de los períodos de sequía o de lluvias intensas —incluso lluvia ácida—; penetraciones del mar, intensidad y frecuencia de perturbaciones ciclónicas.
En otras latitudes las fatalidades son otras, como las nevadas. Y en casi todo el mundo los sismos y maremotos se vuelven espadas de Damocles. Pero los males mayores siguen siendo las reglas del mercado y las exigencias del consumismo2.
Síntomas más evidentes: alteraciones-fragmentación-pérdida de hábitat-ecosistemas-paisajes, contaminación suelos, aguas y aire.
Las intenciones de la ONU son loables. Las leyes se estipulan, los compromisos se establecen y las iniciativas se propalan; pero nada de esto conseguirá eficacia sin poner en consonancia los principios de la conducta humana. Asumir pautas de modo conciente, sin motivaciones o presiones externas-internas, no es algo que se consiga sólo con la idea.
El Yo profundo
No es posible detener la amenaza sobre la biodiversidad y la civilización misma, obviando el deber moral como base para promover la protección de la biota; tampoco para advertir sobre las acciones que sin proponérselo la afectan, e incluso contrarrestar en el ámbito político a quienes deciden el rumbo del mundo, evadiendo la responsabilidad.
Antes se precisa incorporar en el ser humano su propio compromiso y luego entrar en el debate teórico sobre los principales aspectos conceptuales en el discurso de la flexibilidad y la sensatez.
Según el criterio basado en el Yo Profundo —uno de los seis niveles de orientación en la conducta humana—, el individuo se guía en sus decisiones a partir de la percepción de que algo es o no valioso, con un análisis que fundamente su reflexión. Cuando una persona enfoca su Yo Profundo con los otros niveles de criterios, su “background” de valores se ensancha; el ser humano puede actuar en función de otros valores más elevados.
Y la herramienta idónea es la ética, en relación con diversos ámbitos, más allá de la medicina —y su polémica ante el aborto, la eutanasia y el derecho del enfermo a saber y decidir—, o la biología, ante el dilema de la clonación y el uso del genoma, o la agricultura y el empleo de transgénicos, sino más; un todo que contenga respuesta ante las interrogantes sobre las responsabilidades de los humanos hacia la vida, o más universalmente, hacia la biota.
La respuesta parece ser la bioética.
Un ecosistema llamado Cuba
Cuba se enlaza con la estrategia de la ONU con proyecciones que datan de una década. La Resolución 111/96 del CITMA establece «regulaciones necesarias para lograr una gestión adecuada en la conservación y utilización sostenible de los recursos biológicos en el país y garantizar el cumplimiento de las obligaciones contraídas por el Estado Cubano como parte del Convenio de la Diversidad Biológica»; define como acceso a la Diversidad Biológica, «el uso de los recursos de la biodiversidad, ya sea de manera total o parcial, con fines científicos o comerciales, con independencia de que dicho recurso sea extraído o no del medio natural3».
Existen las leyes ¿pero se acatan? Entender el necesario consenso entre legislaciones y conciencia individual, presupone mayor relevancia en el ámbito universitario por ser plataforma de futuros protagonistas del conocimiento puesto en función del desarrollo tecnológico y de la vida.
Los estudios superiores cubanos contemporáneos desarrollan como propuesta pedagógica la formación de profesionales competentes e integrales, en lo cultural, en tanto identidad y compromiso nacional; en lo político, como parte del concepto democracia y en consonancia con una ideología socialista, y en lo económico en tanto aporte científico para el desarrollo sustentable.
El estudio de la bioética en el currículo explícito de las carreras, como una de las premisas del aprendizaje, tendría que ser un superobjetivo.
Entenderlo significa actuar en consecuencia.
1 El Protocolo de Kyoto se abrió a la firma el 16 de marzo de 1998 con entrada en vigor 90 días después de haber sido ratificado (como mínimo) por las 55 partes de la convención, entre ellas, los países desarrollados que producían al menos el 55% del total de emisiones de dióxido de carbono en 1990. Australia, Croacia, Mónaco y Estados Unidos no lo ratificaron.
2 (De la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos, octubre de 2005) …«consciente de la excepcional capacidad que posee el ser humano para reflexionar sobre su propia existencia y su entorno … Artículo 17 – Protección del medio ambiente, la biosfera y la biodiversidad: Se habrán de tener debidamente en cuenta la interconexión entre los seres humanos y las demás formas de vida, la importancia de un acceso apropiado a los recursos biológicos y genéticos y su utilización, el respeto del saber tradicional y el papel de los seres humanos en la protección del medio ambiente, la biosfera y la biodiversidad»…
3 Varios decretos y resoluciones intentan regular las acciones en Cuba: el Decreto-Ley No. 190 define la seguridad biológica, referidas a la Seguridad Biológica en las instalaciones y en la liberación de organismos al Medio Ambiente; Ley No. 85 Ley Forestal; Decreto Ley No. 201 del Sistema Nacional de Áreas Protegidas; Decreto Ley No. 212 Gestión de la Zona Costera, etc.
RECUADRO.
—Día Mundial del medio ambiente, 5 de junio. —Día Mundial de lucha contra la desertificación y la sequía, 17 de junio. —Día Mundial de las poblaciones, 11 de julio. —Día Internacional de los pueblos indígenas del mundo, 9 de agosto. —Día Internacional de la preservación de la capa de ozono, 16 de septiembre. —Día Mundial de la alimentación, 16 de octubre. —Día de las Naciones Unidas y Día mundial de información sobre el desarrollo, 24 de octubre. —Día Internacional para impedir la explotación del medio ambiente en conflictos bélicos y armados, 6 de noviembre. —Día Internacional de las montañas, 11 de diciembre. —Día de las Naciones Unidas para la cooperación Sur-Sur, 19 de diciembre. —Día Mundial de los Humedales, 2 de febrero. —Día Mundial del agua, 22 de marzo. —Día Mundial de la salud, 23 de marzo. —Día Mundial de la tierra, 21 abril. —Día Mundial de la diversidad cultural para el diálogo y el desarrollo, 21 de mayo. —Día Internacional de la diversidad biológica, 22 de mayo. |
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