martes, 31 de agosto de 2010


Piscis non grato
Terminó la etapa vacacional — aunque no el verano—, y un pez que se ganó el título de «El Pesa’o de la Fiesta 2010», no dio mayormente más angustias que su mala fama.
El Pterois volitans*, conocido como Pez León, con sus espinas venenosas desplegadas fue el monstruo de la temporada gracias a una visión hollyvudense al estilo de Orca, la ballena asesina.
Peligro hay con este animal acuático que desde hace tres años, sin que nadie lo invitara, nada en la plataforma insular cubana. Con su estilo de pavo real marino parece decir «aquí estoy porque llegué y me gusta…y me-que-do», sin embargo
Por Jorge Sariol   
FotoE.Mirand                                                                                                                                                    
                    
El espécimen parece dispuesto a quitarle el récord a la claria, otro peje —de agua dulce— que bastante trastorno ha creado en diversos hábitat cubanos; pero a esta última la trajeron sin preguntarle.
El Pterois volitans, en cambio, es una especie invasora, propia de los océanos Indico y Pacífico, y por demás venenosa. Se presume que su dispersión haya comenzado en la costa este de Estados Unidos, a mediados de los años noventa, por liberaciones irreflexivas de coleccionistas; a partir de ahí comenzó la propagación por todo el Caribe. En 2007 apareció en nuestras costas.
El uso incorrecto de la información, decisiones inconsultas, rumores mal intencionados para atemorizar al turismo y alarma para los bañistas apenas iniciaba el verano 2010, fueron eslabones de una cadena que se rompió por el punto más débil: la falta de conocimiento.                                                                                                               
Éramos pocos…
«Es una especie venenosa realmente —dice el Master en Ciencias, Ramón Alexis Fernández, especialista del Acuario Nacional— pero desde siempre existieron y existirán otras tan ponzoñosas en nuestra plataforma insular, entre las cuales están el barquito portugués y las aguas malas, los dos más virulentos y también más comunes en el verano; muy lentos además, pues llegan con el oleaje y con el movimiento de las mareas, y al igual que los erizos pueden permanecer casi inmóviles e inadvertidos en lugares donde haya bañistas; en cambio levisas y rascacios —otros de los peces de elevada toxicidad— como tienen una gran movilidad, esquivan la presencia humana, y se retiran del lugar».
Nada de esto excluye que al sentirse amenazados todos respondan agrediendo.
«Ahora hay una especie más —advierte Ramón Alexis—, y se localiza en arrecifes, seibadales, manglares, esteros, canales, debajo de muelles y puentes, y también en playas donde haya piedras y acumulaciones de desechos sólidos. Evidentemente la zona del litoral rocoso que gusta tanto a los nadadores —el Malecón habanero, por ejemplo— puede ser entorno perfecto para el pez león. Los de mayores tamaños encontrados en Cuba han sido ejemplares de 45 cm. en Isla de la Juventud; de 37 cm. en Puerto Padre, Las Tunas, y de 30 cm. en Cayo Guillermo, Ciego de Ávila. La población debiera prepararse y documentarse sobre los lugares y medidas de precaución ante los eventuales peligros, reales».
Al igual que la levisa y el rascacio, el pez león es comestible. Muchos especialistas del acuario, en los trabajos de campo probaron la carne de los ejemplares más grandes.
«Puedo asegurar que frito es muy sabroso —dice con complacencia el joven experto—. El veneno es de origen proteico y se desnaturaliza 30 minutos después de la muerte del pez. Es decir, uno espera más de media hora después de capturarlo, cuidando de que en ese tiempo no estemos en contacto con sus espinas —que en el ínterin se mantienen activas— y después de preparado... a la sartén.
«El gran peligro es otro.»
¿Es tan fiero el león…?
Como especie invasora altera el ecosistema adonde llega.
Lo peor es que tiene un mecanismo de dispersión larval muy eficaz —huevos y larvas planctónicos— y su reproducción es acelerada. En segundo lugar, la falta de enemigos potenciales, entre los cuales están los meros —cherna, guasa y aguají, que sufren de «sobrepesca»—, hace que campee por su respeto. Tiene una dieta «generalista»: come igual peces, cefalópodos que camarones comerciales.
Según observaciones, un ejemplar de Pez León puede comerse de una sentada 20 pececillos, durante un período de 30 minutos. Se logró avistar a uno acorralando e ingiriendo un Ronco —Haemulon melanurum—de un tamaño aproximado de dos tercios de su propia longitud.
A ese ritmo pueden provocar una reducción del 79 % de la fauna en un cabezo coralino. Y como colofón es un fuerte competidor al disputar refugios de otras especies.
Después de esto, ¿sería necesario explicar qué impactos podría provocar sobre las comunidades de peces nativos de la plataforma insular cubana?
El pez león llegó para quedarse, aunque lo consideremos piscis non gratæ. Y habrá que convivir con él.
 Los expertos del acuario proponen varias soluciones para su control: proteger a sus depredadores potenciales, promover su pesca, preservar el medio ambiente, sobre todo las playas, extrayendo de ellas todo lo que pudiese representar un refugio para estos peces: piedras, escombros, gomas de autos y basura. Aconsejan, además, propiciar abrigos artificiales para concentrarlos. Y sugieren precaución, naturalmente.
Todo, menos miedo.

El veneno de las espinas dorsales, ventrales y anales puede provocar graves afectaciones al ser humano. Los efectos son calambres, dolores muy intensos, cefalea, puede aumentar el ritmo cardíaco, y por lo tanto incremento de la presión arterial, taquicardia y náuseas. Todo depende de la persona, su constitución, su sensibilidad y su salud.
En caso de ser pinchado por las espinas del pez león, lo primero es revisar si quedan restos de la espina dentro de la herida y de ser posible sacarla con mucho cuidado. Luego se debería remojar o bañar la parte herida en agua caliente —a una temperatura entre 43 y 45 °C—, ya que el veneno deja de funcionar si es expuesto a agua caliente. Pero sobre todo, ir inmediatamente al médico.


Si usted observa o pesca uno o varios peces león comunicarse con el Acuario Nacional de Cuba, por los teléfonos 2036401-06 en las extensiones 276, 267 y 269, o escribir a los correos  pedroc@acuarionacional.cu hanselc@acuarionacional.cu, Tome nota de la fecha, hora, lugar, profundidad, tipo de fondo, número de peces, talla estimada. Esta información será de mucho valor para el estudio y el control de esta especie invasora en nuestro país.

jueves, 8 de julio de 2010

Apenas iniciada la temporada ciclónica 2010, que amenaza con ser bastante activa conviene saber de algunas investigaciones que intentan demostrar que a mal tiempo…
Vivienda Semilla
Una pelea cubana contra los demonios…del dios Huracán.
Luego del paso de los huracanes Gustav y Ike, varios estudiantes y jóvenes egresados de la Facultad de Ingeniería Civil del Instituto Superior Politécnico “José Antonio Echeverría (CUJAE), se plantearon materializar la propuesta de un equipo de profesores cubanos: una solución sostenible en la reconstrucción de viviendas en áreas vulnerables a desastres atmosféricos.
A tal propósito se unió un grupo de estudiantes de University of Bristol, de Gran Bretaña y de la Université Ruben Leconte, de Haití. Meses después, con el título “Diseño de Habitación Protegida y Tecnología de Construcción para Zonas Vulnerables ante el paso de Huracanes por el Caribe”, el proyecto obtenía el Premio de Ingeniería Mondialogo 2009, un laurel otorgado por la UNESCO con colaboración empresarial.
Por Jorge Sariol.              Imágenes: Cortesía de los entrevistados
Las catástrofes que sufre la humanidad —tanto las naturales como las antrópicas— resultan siempre desestabilizadoras. La prontitud en la recuperación significa mucho, tanto para volver sobre la sencilla vida cotidiana como para el equilibrio en ámbitos demo-económicos que definen una nación.  
Una buena cantidad de asentamientos poblacionales del país —con densidad, entre 10 000 y 20 000 habitantes—, sirvieron de material de estudios. Sucede que muchas personas construyen en condiciones de vulnerabilidad: según necesidades, por manos no expertas, con materiales no idóneos y sin consideraciones técnicas. Y está demostrado que un techo de asbesto-cemento puede resistir huracanes intensos, si en la construcción se cumplen determinados requerimientos.
El estudio promovido desde la CUJAE partía del concepto de «núcleo refugio», un diseño de habitación abrigada, de concreto, con posibilidad de ampliación paulatina y en 4 fases, de acuerdo con las necesidades y los recursos locales disponibles: El plan incluye implementación de tecnología y pruebas de campo en localidades como La Palma, en la provincia de Pinar Río, Cuba y la ciudad de Gonaïves, Haití.
 «De modo que es respuesta rápida a la destrucción, a partir de un eje, con 25 metros cuadrado promedio, con tres espacios vitales: una cocina, un baño y un área “de estar” , que es lo mínimo que necesita una familia para vivir mientras se recupera explica uno de los gestores principales del proyecto, el Dr. en Arquitectura Obdulio Coca Rodríguez—, pero también como refugio de horas, incluso días, y para resguardar los medios y valores más apreciados ante el paso de otro posible huracán. Las variantes consideran diferentes formas de viviendas y también de asociación, porque las hay aisladas, pareadas, o en tiras. Intentamos obtener densidades de 250 habitantes por hectáreas y más, con un por ciento de ocupación de suelo, por encima del 30, que es un valor aceptable».
Sin embargo, para el académico Coca Rodríguez —profesor de la CUJAE— esta no es una solución transitoria. «La vivienda semilla tiene un carácter permanente. Apostamos incluso por un modelo biplanta —dice— para ser más racional con los espacios y aprovechar mejor el suelo. Poco a poco, con la misma idea, la familia puede ir ampliando o rescatando el hogar, con materiales incluso reciclados».        

                                            Globalización de buenas ideas
Sobre esa base trabajaron los estudiantes. Todo el proyecto constituyó un ejemplo de transferencias de tecnologías Sur-Sur y también de transmisión de conocimientos y experiencias Sur-Norte. De la Bristol llegaron a La Habana a aprender, en mayo de 2008, tres muchachos y una muchacha. Cubanos e ingleses, inicialmente enfocaron el trabajo en una construcción sostenible, tomada de experiencias anteriores, y concentraron el análisis en las pruebas del laboratorio sobre materiales locales. El llegado de Haití, se dispuso en el grupo de diseño y evaluación estructural[1].
Las pruebas incluyeron «cocinar» tejas de varios materiales y bloques con articulaciones secas, —estilo machihembrado— que no se pegan con cementos, pues las paredes se refuerzan con cabillas en puntos estratégicos. Para todos, el intercambio fue aleccionador. La barrera idiomática fue superada, más allá de términos técnicos[2].
El Dr. Ingeniero Jorge Acevedo Catá —también profesor de la CUJAE y otro de los creadores-asesores del proyecto— considera esencial haber respetado tres pasos básicos: «situarse en el entorno geográfico, seleccionar los recursos materiales y humanos, y analizar los requerimientos sociales, porque las viviendas las construirán los propios afectados y la mano de obra tiene que calificarse en la práctica; porque la tecnología es sencilla y las inversiones son pequeñas, con materiales locales, y porque cuando prevés la construcción de viviendas tienes que pensar en viabilidad y costos. Por ejemplo, las tejas son baratas, la usan 40 países con mucha eficiencia y en varios status sociales. En menos de tres días las mujeres pueden hacer 800 tejas, que equivalen a 64 metros cuadrados de techo. Luego ese mismo techo más adelante puede convertirse en encofrado para hormigón armado».
Para los especialistas, la solución hay que pensarla a escala mayor y de modo armónico —urbanística y arquitectónicamente—, para que el crecimiento no sea descontrolado, sin ilegalidades ni usurpaciones.
«Tengamos en cuenta también —advierte el Dr. Coca— y esto resulta muy importante, que un evacuado cuesta entre 30 y 35 CUC diarios; así que imaginemos un millón de evacuados, ante la amenaza de cada ciclón, usualmente más de uno en cada temporada ciclónica. Claro, habrá siempre que evacuar poblaciones que viven en zonas de inundación».
 El estudio no incluye la aportación de recursos y créditos bancarios, pero considera inevitable la participación del estado y los gobiernos locales, en la asistencia de estos tipos de apoyo y en asesoría y consultas tecnológicas.
La esencia es disminuir los daños producidos por huracanes y progresivamente mejorar el fondo habitacional, pero luego del terrible terremoto en Haití, el proyecto ofrece en su procedimiento tecnológico y organizacional una nueva perspectiva de trabajo.


[1] Por la CUJAE participaron el arquitecto Sándor Pérez González y los ingenieros Iván Martínez Herrera, Richard Álvarez Konkov, Yoermes González Haramboure, Elier Pavón de la Fé, Daisbel Martínez Pimentel, Carlos Fernández-Aballí Altamirano y Karel Pérez Alejo. Por parte de los ingleses estuvieron James Davies, Harry Crofton, Dimitrios Kandylakis y Francesca Draper. Por la parte haitiana se sumó luego el Ing. Stanley Evans Daniel, más tarde al grupo se uniría Yahong Lee, de China y Ulviyya Ibrahimli de Zangi Lyceum, de la República de Azerbaiján.

[2] Solo un mes de intercambio intercultural y todos hablaban ya “en cubano”, previo un tiempo de «spanglish». El “diálogo” a tiempo completo, significó recorridos por la ciudad, tiempo de playa, un par de fiestas de barbacoa, ambas bajo fuerte aguacero, asistencia a eventos culturales, e incluso un fin de semana de campismo. Amigos extranjeros se alojaron en casa de cubanos después de unas cuantas noches de parranda.

jueves, 3 de junio de 2010

En la era de la Pluralidad.
Biota y Bioética.
El 19 de enero de 2007 la Asamblea General de las Naciones Unidas, declaraba al 2010 como Año Internacional de la Diversidad Biológica. Intención: sensibilizar a la comunidad mundial ante las repercusiones que tiene la pérdida continua de la biodiversidad en ámbitos sociales, económicos, ambientales y culturales.
Casi a mitad del 2010 poco ha cambiado en el mundo, como no sea para mal.  En la obra, ¿estaremos todos los que somos? 
Texto y foto Jorge Sariol.
  
Con un largo texto que promovía la defensa de la diversidad biológica, la Organizaciones de Naciones Unidas (ONU) recordaba en aquel momento, entre otras cosas, el Convenio sobre la Diversidad Biológica, ratificado por ciento ochenta y ocho Estados —con menciones a la iniciativa mundial sobre comunicaciones, educación y conciencia pública—, además del compromiso asumido en la Cumbre Mundial sobre el Medio Ambiente.
 


La estrategia de la ONU impulsa desde entonces un conjunto de ideas, desde celebraciones nacionales e internacionales, hasta la consecución de varios compromisos implicando sobre todo a los decisores políticos—, con insistencia en salvaguardar no solo la diversidad biológica, sino también promover el bienestar humano y los procesos de su desarrollo.
Pero, en esencia debía tratarse de entender de qué sirve preservar al planeta sin salvar primero al ser humano1. 
                                                                                                     

            
                                                                      La vida en un hilo 
Por definición se entiende como Diversidad Biológica toda manifestación de vida en el mundo, desde los genes, las células y microorganismos, hasta los entornos, con el ser humano como eje. Es tan grande la variabilidad de los componentes vivos en los ecosistemas —denominado en su conjunto como biota— que según los expertos sólo conocemos un tercio en sus tres niveles básicos. La Diversidad Genética, la Diversidad Específica o de Organismos y la Diversidad Ecológica o de Ecosistemas.
Sin embargo, sobre estas “zonas de vida” —denominación poética dada a los ecosistemas— caen como rayos los planes de desarrollo socioeconómico, necesarios pero algunas veces descontrolados, y decisiones tan urgentes como urgentes son las necesidades, motivadas por la escasez de combustible. Nada escapa. Incide la sobreexplotación de especies —e introducciones o invasiones de otras—, crisis global y en buena medida el desconocimiento del valor económico de la biodiversidad.
En Cuba se suman además la crisis de los 90s, la necesidad de divisa y, sí, no lo obviemos, el bloqueo. A todos estos males, se agregan razones naturales como un círculo vicioso: la agudización de los períodos de sequía o de lluvias intensas —incluso lluvia ácida—; penetraciones del mar, intensidad y frecuencia de perturbaciones ciclónicas.
En otras latitudes las fatalidades son otras, como las nevadas. Y en casi todo el mundo los sismos y maremotos se vuelven espadas de Damocles. Pero los males mayores siguen siendo las reglas del mercado y las exigencias del consumismo2.
Síntomas más evidentes: alteraciones-fragmentación-pérdida de hábitat-ecosistemas-paisajes, contaminación suelos, aguas y aire.
Las intenciones de la ONU son loables. Las leyes se estipulan, los compromisos se establecen y las iniciativas se propalan; pero nada de esto conseguirá eficacia sin poner en consonancia los principios de la conducta humana. Asumir pautas de modo conciente, sin motivaciones o presiones externas-internas, no es algo que se consiga sólo con la idea.
                                       El Yo profundo
No es posible detener la amenaza sobre la biodiversidad y la civilización misma, obviando el deber moral como base para promover la protección de la biota; tampoco para advertir sobre las acciones que sin proponérselo la afectan, e incluso contrarrestar en el ámbito político a quienes deciden el rumbo del mundo, evadiendo la responsabilidad.
Antes se precisa incorporar en el ser humano su propio compromiso y luego entrar en el debate teórico sobre los principales aspectos conceptuales en el discurso de la flexibilidad y la sensatez.
Según el criterio basado en el Yo Profundo —uno de los seis niveles de orientación en la conducta humana—, el individuo se guía en sus decisiones a partir de la percepción de que algo es o no valioso, con un análisis que fundamente su reflexión. Cuando una persona enfoca su Yo Profundo con los otros niveles de criterios, su “background” de valores se ensancha; el ser humano puede actuar en función de otros valores más elevados.
Y la herramienta idónea es la ética, en relación con diversos ámbitos, más allá de la medicina —y su polémica ante el aborto, la eutanasia y el derecho del enfermo a saber y decidir—, o la biología, ante el dilema de la clonación y el uso del genoma, o la agricultura y el empleo de transgénicos, sino más; un todo que contenga respuesta ante las interrogantes sobre las responsabilidades de los humanos hacia la vida, o más universalmente, hacia la biota.
La respuesta parece ser la bioética.
                                      Un ecosistema llamado Cuba
Cuba se enlaza con la estrategia de la ONU con proyecciones que datan de una década. La Resolución 111/96 del CITMA establece «regulaciones necesarias para lograr una gestión adecuada en la conservación y utilización sostenible de los recursos biológicos en el país y garantizar el cumplimiento de las obligaciones contraídas por el Estado Cubano como parte del Convenio de la Diversidad Biológica»; define como acceso a la Diversidad Biológica, «el uso de los recursos de la biodiversidad, ya sea de manera total o parcial, con fines científicos o comerciales, con independencia de que dicho recurso sea extraído o no del medio natural3».
Existen las leyes ¿pero se acatan? Entender el necesario consenso entre legislaciones y conciencia individual, presupone mayor relevancia en el ámbito universitario por ser plataforma de futuros protagonistas del conocimiento puesto en función del desarrollo tecnológico y de la vida.
Los estudios superiores cubanos contemporáneos desarrollan como propuesta pedagógica la formación de profesionales competentes e integrales, en lo cultural, en tanto identidad y compromiso nacional; en lo político, como parte del concepto democracia y en consonancia con una ideología socialista, y en lo económico en tanto aporte científico para el desarrollo sustentable.
El estudio de la bioética en el currículo explícito de las carreras, como una de las premisas del aprendizaje, tendría que ser un superobjetivo.
Entenderlo significa actuar en consecuencia.





1  El Protocolo de Kyoto se abrió a la firma el 16 de marzo de 1998 con entrada en vigor 90 días después de haber sido ratificado (como mínimo) por las 55 partes de la convención, entre ellas, los países desarrollados que producían al menos el 55% del total de emisiones de dióxido de carbono en 1990. Australia, Croacia, Mónaco y Estados Unidos no lo ratificaron.
2 (De la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos, octubre de 2005) …«consciente de la excepcional capacidad que posee el ser humano para reflexionar sobre su propia existencia y su entorno Artículo 17 – Protección del medio ambiente, la biosfera y la biodiversidad: Se habrán de tener debidamente en cuenta la interconexión entre los seres humanos y las demás formas de vida, la importancia de un acceso apropiado a los recursos biológicos y genéticos y su utilización, el respeto del saber tradicional y el papel de los seres humanos en la protección del medio ambiente, la biosfera y la biodiversidad»…
3 Varios decretos y resoluciones intentan regular las acciones en Cuba: el Decreto-Ley No. 190 define la seguridad biológica, referidas a la Seguridad Biológica en las instalaciones y en la liberación de organismos al Medio Ambiente; Ley No. 85 Ley Forestal; Decreto Ley No. 201 del Sistema Nacional de Áreas Protegidas; Decreto Ley No. 212 Gestión de la Zona Costera, etc.

RECUADRO.
Días internacionales celebrados por la ONU relacionados con la biodiversidad
—Día Mundial del medio ambiente, 5 de junio.
—Día Mundial de lucha contra la desertificación y la sequía, 17 de junio.
—Día Mundial de las poblaciones, 11 de julio.
—Día Internacional de los pueblos indígenas del mundo, 9 de agosto.
—Día Internacional de la preservación de la capa de ozono, 16 de septiembre.
—Día Mundial de la alimentación, 16 de octubre.
—Día de las Naciones Unidas y Día mundial de información sobre el desarrollo, 24 de octubre.
—Día Internacional para impedir la explotación del medio ambiente en conflictos bélicos y armados,  
                                                                                                                                           6 de noviembre.          
—Día Internacional de las montañas, 11 de diciembre.
—Día de las Naciones Unidas para la cooperación Sur-Sur, 19 de diciembre.
—Día Mundial de los Humedales, 2 de febrero. 
—Día Mundial del agua, 22 de marzo. 
—Día Mundial de la salud, 23 de marzo. 
—Día Mundial de la tierra, 21 abril.
—Día Mundial de la diversidad cultural para el diálogo y el desarrollo, 21 de mayo.
—Día Internacional de la diversidad biológica, 22 de mayo.












viernes, 14 de mayo de 2010

Masculinidad en la ruta crítica


Un mensaje para heterosexuales, bisexuales, homosexuales y célibes.
Jorge Sariol.
En algunos espacios de debates sobre género se malgastan ideas sobre el punto de partida, en vez poner el ojo en la meta: se habla de feminismo, de violencia contra la mujer, de sexismo, de homofobia, de ese “santuario del machismo exacerbado que es el Guillermón Moncada”, y de virilidad como un ejercicio de poder. Se habla poco o nada en los debates de equilibrio, de equidad, de si la independencia de la mujer lleva automáticamente a la felicidad o tiene riesgo de conducir a la soledad. ¿Verán bien los que abogan por reconocer el derecho de la mujer a todos los espacios,  que suban dos damas a un ring de boxeo, aunque sea olímpico, a prodigarse trompones. Para el Dr. en Ciencias Sociales, Julio César González Pagés, profesor de la cátedra de Estudios de Género de la Universidad de La Habana y Coordinador General de la Red Iberoamericana de Masculinidades, la idea es compleja:«En la Facultad de Filosofía, Historia y Sociología de la Universidad de la Habana, hay mayor cantidad de hembra que varones, pero la FEU y la UJC de la facultad casi siempre la dirigen hombres. Si la elección es por voto en el caso de la FEU: ¿porqué las hembras no llegan en condición de igualdad? Pero además si queremos un mundo en equidad tampoco podemos apostar porque los hombres sean minoría en las aulas universitarias».
¿Qué debemos entender cuando se habla de “transversalizarlo” todo a través del concepto de género?
En la siguiente entrevista González Pagés comparte algunos criterios.
—Hoy la masculinidad está en crisis, o al menos al concepto contemporáneo se le señalan demasiados baches. ¿Serán en el futuro varios modelos de masculinidad o cambiarán los paradigmas en dirección contraria?
—Depende de si lo vemos desde una opción sexual, por creencias religiosas, e incluso por formación profesional o laboral. Hay tantos conceptos de masculinidad como grupos de hombres hay. A nivel mundial la masculinidad hegemónica, con la que los hombres ejercen su poder de supremacía, está otorgada desde la biología, primero, y enraizadas después desde la política, las religiones, las normativas sociales y por las costumbres. Y todo a partir de que el varón es visto como el primogénito, el que protege a la mujer y por lo tanto el del protagonismo. Y existen las que se dicen “Masculinidades No Hegemónicas”, que subyacen entre nosotros los cubanos —una de muchas—, que nos define como hombre, heterosexual, de raza blanca, probablemente citadino —que vive entre el Vedado y Miramar—, con auto y probablemente con poder económico —lo mismo gerente de empresa, que con acceso a CUC por otros medios—, es decir con un estatus de poder que muchos desean tener.
Todo lo anterior conforma igualmente una representación de masculinidad hegemónica sobre los demás hombres, que te condiciona a creer que todos los demás deben subordinarse a ti. Y para legitimarlo se llega al camino de la agresividad, y a la violencia si es necesario.
Este modelo es la aspiración de miles de hombres de diferentes status, recogidas en mis investigaciones y que representa la masculinidad hegemónica entre nosotros. Pero según esas concepciones, si eres blanco y heterosexual, pero eres de origen campesino, o no tienes dinero o eres del interior, también te devalúas, pues te señalan despectivamente como guajiro, “pasma`o” o “palestino”; si además de todos lo anterior se es homosexual, entonces ante se devalúa más ante los ojos de los otros.
Es decir, la misma hegemonía masculina tiene un código distinto para cada sector, y que pueden estar subordinadas al modelo de masculinidad hombre- extranjero-turista-empresario, que llega a Cuba con más poder económico.
—Hidalguía, vocablo que algún momento significó el disfrute de los privilegios de la nobleza, hoy implica condición humana, es decir, caballerosidad, generosidad, altruismo e integridad. Sin embargo en los debates de género demasiadas veces suele confundirse hoy hidalguía, masculinidad o virilidad con machismo, con vulgaridad y hasta con mal comportamiento en los estadios deportivos, algo que francamente tienen que ver más con las indisciplinas sociales que con actitudes de hidalguía.
—Es que todo tiene  un hilo común: la violencia identificada con agresividad,  asociadas con  masculinidad porque uno de los atributos de los hombres —que se nos critica, pero también se nos exige, incluso por las mujeres— es la actitud rápida, enérgica ante un problema, en muchos de los cuales la solución depende de la rapidez de la respuesta, que incluye la reacción ante una agresión física, porque además no tenemos cultura del diálogo, sino de la respuesta.
Las estadísticas dicen que como a los estadios deportivos van más los hombres que las mujeres, cualquier síntoma de agresividad con ademanes o gritos, dígase insultos al equipo contrario, a los árbitros o a los aficionados del equipo contrario, se toma como masculinidad hegemónica, incluso si lo hacen mujeres porque se considera que asume un estereotipo de la masculinidad hegemónica, es decir de machismo, que es una ideología —en negativo— que pueden padecer las mujeres.
Por eso es importante hacer el análisis correcto para no verlo como una actitud ideológica.
En cambio, esa transversalidad en el análisis de género de que hablamos al principio, tiene que ver el debate social, porque si los hombres sienten que eso que le enseñaron que era ser hombre, ahora todo está mal, se produce la crisis. Si se produce una crisis, de que todo está mal, y además no ofreces ni soluciones, modelos o paradigmas, se promueve el desmontaje de un sector grande de la sociedad sin saber qué hacer. Esto pasa en la sociedad mundial».
—Pero Cuba parece no caber en estos moldes. La mujer cubana no es la de buena parte de Latinoamérica; son otros los problemas, son otras las aspiraciones. En cambio los hombres cubanos tienen encima igual la marca de la violencia que la exigencia de sus deberes.
—No tenemos estadísticas que reflejen qué mujeres —cuántas y cómo ——   ven como paradigma el modelo de la masculinidad hegemónica de que hablábamos hace un rato, pero lo cierto es que un sector de mujeres no despreciable no quieren a hombres sin dinero, porque se le ha educado en la caza de “buenos partidos”, además del culto al cuerpo, a la condición de buena madre y buena esposa. Y esto ha sido una constante que agrupa a los hombres con los que he trabajado para la investigación del libro Macho, Varón, Masculino.
Esto hay que verlo en la calle, no en los espacios académicos. Hay que verlo en el entorno social, en dónde la economía tiene un peso fundamental, que explica que muchos jóvenes se desmotiven del trabajo y se van a actuar dentro del “mercado negro”, para satisfacer la necesidad de conquistar mujeres.
Todos estos discursos —para bien y para mal— están presentes en personas de muchos niveles, desde el elemental hasta en Doctores en Ciencia. Lo que pasa es que quizá el nivel de violencia entre gentes con niveles cultural y académico sea más sutil, pero no menos brutal.
Por eso el nivel de transformación debe incidir incluyendo la elite, incluyendo el poder.
 Insisto en la importancia entre lo que decimos y lo que hacemos, porque esa transversalidad es algo que empezamos por exigirnos entre los que participamos en estas investigaciones y que sea nuestro modus viviendi en la universidad.
En los grupos con los que me reúno para trabajar — estudiantes universitarios que luego serán mis compañeros de trabajo— debe haber ciertos códigos de comportamientos entre lo que estamos diciendo y lo que estamos haciendo. Y el primer cambio tiene que ser entre ese grupo de hombres con los cuales estamos trabajando en la construcción de un modelo diferente,  pero que también ellos lo disfruten porque lo que no puede pasar es que ellos lo vean como un modelo rígido que se asume para agradar,  sin agradarte a ti mismo, es decir,  sólo para exhibirse.
En lo personal a mí me ayuda muchísimo, porque yo tampoco soy un modelo de hombre, o soy un modelo de hombre que trata de satisfacer sus propias expectativas, tengo contradicciones perennes, porque no he dejado de participar en esta sociedad machista, educado por padres educados a su vez en una sociedad machista, y además criticando esa sociedad en la que sigo viviendo. Es decir el primero objeto de observación es un mismo. Todo esto crea dificultades porque en una sociedad machista es difícil hablar de cosas personales—como la salud sexual— incluso entre amigos, además del temor de parecer, o autosuficiente o mostrar conceptos equivocados.
—¿No hay entonces diferencias entre conceptos de lo masculino, la virilidad y  el machismo?
—Hay diferencias, claro, pero incluso ese hombre que disfruta de estos poderes, tal vez también quiera ser de otra forma y no ejercer una hegemonía sino ser solidario, compartir sus conocimientos, establecer igualdad de criterios y oportunidades con las mujeres. No se trata de que esa construcción de masculinidad basada en los criterios que acabo de enunciar sea negativa, sino la forma de asumirla.
Para escribir el libro Macho, varón, masculino, tuve que realizar un trabajo con enfoque antropológico, resumen de diez años de trabajo; entre otras cosas, sobre violencia, paternidad y salud sexual, con un enfoque antropológico, sobre lo que opinan los hombres sobre su sexualidad.
El objetivos era promover una reflexión sobre nosotros mismos,  a partir de vivencias grupales —incluyó igual a presos que a policías— y la posibilidades de discutir sin sentir culpabilidad, es decir quitarnos esa esencia patriarcal de considerar que somos lo violentos o los abusivos.
Si el problema es victimizar a las mujeres y reflejar a los hombres como victimarios, sólo entrevés un fenómeno, pero no ayudas a resolverlo.
La sociedad nos enseña la fuerza del poder, la hidalguía, los juegos de video violentos; en los medios se nos muestra el poder de la violencia, y la familia nos educa para dominar. Además muchas mujeres tienen visiones masculinas —incluso desde la violencia—, del poder de los hombres.
Es decir qué somos, qué queremos ser. No es desmontar la masculinidad.
En lo personal  tengo muchos ojos sobre mí; fíjate: hombre, que se dice feminista, que trabaja el tema de modelos de masculinidad y estudia el tema la crisis de la masculinidad, debo enfrentar el hiperanálisis y el “chequeo” de un montón de gentes : «¡oye, si tú eres esto porque haces lo otro!
Esto puede ser un tanto incómodo, pues me siento como vigilado por un árbitro que te mira con atención para sacarte una tarjeta amarilla.
Mucha veces vemos personas —hombres y mujeres— hablando de género en espacios de debate, y sus discursos son inequitativos o son incapaces de mostrar solidaridad para ambos sexos. Nada de esto es abstracto.
Añádele a esto el caso de quien desde un puesto de trabajo trata con desprecio a los de menor categoría sea hombre o mujer, por soberbia.
En uno de mis trabajos de campo estuve en la prisión de Valle Grande; y mi concepto de libertad —un poco abstracto— cambió cuando escuché los conceptos de libertad que tenían los reclusos.
—Entre los conceptos feministas y la crisis de la masculinidad, ¿Cómo serán las generaciones emergentes de hombres si cambian los conceptos?
—Se trata de aprender modelos de masculinidad que no sean hegemónica ni violentas, pero tampoco promover a este sector poblaciones sin identidad grupal.
El feminismo es más que un discurso donde la mujer quede redimensionada, sino una corriente ideológica sobre los derecho de las mujeres. Cuando una mujer promueve un discurso arremetiendo contra los hombres, puede que este en su derecho hacerlo, pero igual construye un discurso de inequidad. No podemos pensar en dos planetas paralelos, uno para mujeres y otros para hombres.
Somos diferentes en la biológica y en las costumbres, pero para no caer en discursos, los que nos iguala es la normativa, en los derechos en los deberes, es decir en todos los compromisos hacia todo lo que la sociedad nos da.
Un hombre para vivir en la equidad no tiene porque dejar de ser masculino, de dejar de gustarle el deporte o sentirse viril. El ser humano —mujer u hombre— también tiene una estética que defender, cómo conformar una ideología que debes defender.
Lo que pasa es que también tiene que conformar la coherencia entre lo que dice y lo que hace.
Sin embargo, el discurso Per Se, de cambio en la masculinidad, no indica que los hombres para luchar por un mundo de equidad con las mujeres, tenga que dejar cosas que tradicionalmente hecho y disfrutan. Lo que hay que es desmontar eso que nos convierte en seres contradictorio para deberes y derechos
—Pero el sexismo es como un comodín que se usa mucho últimamente para descalificar lo masculino confundiéndolo con machismo…
—El Sexismo es una categoría dentro del Feminismo, y está dado sobre todo a partir de considerar a las mujeres como objetos sexuales, pero en el lenguaje se da también: no es lo mismo un “hombre de la calle” —tipo exitoso— que una “mujer de la calle”, que probablemente en casi toda iberoamerica signifique prostituta. Está el hecho de que no basta que una secretaria sea eficiente, sino además tiene que ser bonita; es decir un análisis sexista a la hora de conformar empleos
En los debates sobre sexismo en Cuba se tuvo un particular énfasis en la lingüística, pero no es un término que dé nombre a un concepto acabado. La epistemología se encargará de hallar nuevos términos para nuevos conflictos.
—Por ese camino ¿cuánto de reaccionario puede ser un padre que se niegue a aceptar un profesor “amanerado” para su hijo pequeño, en edad en que los maestros se convierten en modelo a imitar?
—La respuesta gira en torno a los derechos. Un padre no tiene derecho negar a un maestro ni a definir la actitud, a menos que ese profesor con sus “manerismos” esté tratando de influir  más allá de la educación, porque hay muchas maestras en la educación cubana y no por eso vamos a preocuparnos por las formas de expresarse de los niños varones…
…Sí, pero los niños saben que entre un hombre y una mujer… diferencias, hay…
…e igual al final las personas eligen su opción sexual, por diferentes maneras; lo que sí es reprobable la incitación directa, que es lo debemos evitar.
Lo primero es la actitud ética del profesor, que sabe que su deber es educar y transmitir valores. El profesor puede ser lo que el quiera —sexualmente hablando—, pero en el aula la actitud tiene que ser al menos una actitud más neutral.
No creo que tenga que cambiar su forma. Y lo contrario puede derivar hacia una actitud homofóbica.
En una sociedad que ha apostado mucho por la cuestión andrógena es importante que valoremos que no tenemos derechos sobre “las maneras” sino sobre las formas de que esas maneras influyan en la educación.
He visto en muchas escuelas que la música escuchada en el receso es tan agresiva como aquella con el estribillo de te vo`a meter un Ditú por la boca, y sin embargo no nos metemos con los músicos, con los autores de video-clips ni con la cultura en general, por miedo a convertirnos en censores.
Si mi hijo se desarrolla como un violento o hasta violador, no puedo hacerme al final la pregunta «que hice yo mal», porque además no vivimos en una burbuja.  Usted tiene el derecho a ser, pero tiene también el deber de oír mi protesta.
En el corto de ficción Amar Comer y Partir se refleja el conflicto de las parejas que despojan el sexo —e interpreto yo que al amor también— del juego del macho y la hembra, del placer de hacer una fiesta con el proceso amatorio, de eso que García Márquez llamó el susto del amor. ¿Vamos a eso en el futuro?
No creo que los juegos sexuales alrededor de la masculinidad y la feminidad, se vayan   a acabar, porque hay algo atractivo, incluso en todas las opciones sexuales. Lo que pasa es que hay ahora muchos modelos nuevos de comportamiento que antes no eran visuales o pocos permisibles.
Es decir la globalización llega hacia otras formas de sexualidad, en la que los jóvenes son los más tendientes a practicarlo con más desenfado.
Hay que ver también dónde están los límites sobre qué podemos hacer para no agredir con nuestra sexualidad a los demás, porque puede olvidarse que tu libertad termina donde empieza la libertad del otro.
Todo esto implica que las normativas sociales tienen que ser suficientemente amplias para que a la vez que incluya a todos, frenen las agresiones sean de quien sean.
Hay que debatir el tema, porque aquello de «las buenas costumbres» suena a muy a moralina, muy falso, sino que todos y todas estemos representados a nivel social, y sobre todo que los derechos estén al mismo nivel que los deberes.
No podemos ser cómplices del silencio, dejándole el problema a la policía o a los órganos que tienen que legislar sobre algo que compete a todos desde la familia, el barrio hasta las ciencias sociales.
—¿Crees que la sociedad cubana va hacia la coherencia o sólo a la tolerancia en ámbitos de la sexualidad y género?
— Vamos hacia las dos cosas, pero la tolerancia para mí es siempre un discurso de aceptación, pero desde el poder. En mi opinión el camino a construir es el de la convivencia, con toda la diversidad,   y en esa construcción hay que ser coherente.
La cultura de paz es más que ese concepto simbolizado con una paloma; necesita de la cultura del   diálogo, más en las diferencias que en las similitudes.

Masculinidad en la ruta crítica

Un mensaje para heterosexuales, bisexuales, homosexuales y célibes.
Jorge Sariol.
En algunos espacios de debate sobre género se malgastan ideas sobre el punto de partida, en vez poner el ojo en la meta: se habla de feminismo, de violencia contra la mujer, de sexismo, de homofobia, de ese “santuario del machismo exacerbado que es el Guillermón Moncada”, y de virilidad como un ejercicio de poder. Se habla poco o nada en los debate de equilibrio, de equidad, de si la independencia de la mujer lleva automáticamente a la felicidad o tiene riesgo de conducir a la soledad. ¿Verán bien los que abogan por reconocer el derecho de la mujer a todos los espacios,  que suban dos damas a un ring de boxeo, aunque sea olímpico, a prodigarse trompones. Para el Dr. en Ciencias Sociales, Julio César González Pagés, profesor de la cátedra de Estudios de Género de la Universidad de La Habana y Coordinador General de la Red Iberoamericana de Masculinidades, la idea es compleja:«En la facultad de Filosofía, Historia y Sociología de la Universidad de la Habana, hay mayor cantidad de hembra que varones, pero la FEU y la UJC de la facultad casi siempre la dirigen hombres. Si la elección es por voto en el caso de la FEU: ¿porqué las hembras no llegan en condición de igualdad? Pero además si queremos un mundo en equidad tampoco podemos apostar porque los hombres sean minoría en las aulas universitarias».
¿Qué debemos entender cuando se habla de “transversalizarlo” todo a través del concepto de género?
En la siguiente entrevista González Pagés comparte algunos criterios.
Hoy la masculinidad está en crisis, o al menos al concepto contemporáneo se le señalan demasiados baches. ¿Serán en el futuro varios modelos de masculinidad  o cambiarán los paradigmas en dirección contraria?.
Depende de si lo vemos desde una opción sexual, por creencias religiosas, e incluso por formación profesional o laboral. Hay tantos conceptos de masculinidad como grupos de hombres hay. A nivel mundial la masculinidad hegemónica, con la que los hombres ejercen su poder de supremacía, esta otorgada desde la biología, primero, y enraizadas después desde la política, las religiones, las normativas sociales y por las costumbres. Y todo a partir de que el varón es visto como el primogénito, el que protege a la mujer y por lo tanto el del protagonismo. Y existen las que se dicen “Masculinidades No Hegemónicas”, que subyacen entre nosotros los cubanos —una de muchas—, que nos define como hombre, heterosexual, de raza blanca, probablemente citadino —que vive entre el Vedado y Miramar—, con auto y probablemente con poder económico —lo mismo gerente de empresa, que con acceso a CUC por otros medios—, es decir con un estatus de poder que muchos desean tener.
Todo lo anterior conforma igualmente una representación de masculinidad hegemónica sobre los demás hombres, que te condiciona a creer que todos los demás deben subordinarse a ti. Y para legitimarlo se llega al camino de la agresividad, y a la violencia si es necesario.
Este modelo es la aspiración de miles de hombres de diferentes status, recogidas en mis investigaciones y que representa la masculinidad hegemónica entre nosotros. Pero según esas concepciones, si eres blanco heterosexual, pero eres de origen campesino, o no tienes dinero o eres del interior, también te devalúas, pues te señalan despectivamente como guajiro, “pasma`o” o “palestino”; si además de todos lo anterior se es homosexual, entonces ante se devalúa más ante los ojos de los otros.
“Es decir, la misma hegemonía masculina tiene un código distinto para cada sector, y que pueden estar subordinadas al modelo de masculinidad/hombre extranjero, turista o empresario, que llega a Cuba con más poder económico».
Hidalguía, vocablo que algún momento significó el disfrute de los privilegios de la nobleza, como estamento social, hoy implica condición humana, es decir, caballerosidad, generosidad, altruismo e integridad. Sin embargo en los debates de género demasiadas veces suele confundirse hoy hidalguía, masculinidad o virilidad con machismo, con vulgaridad y hasta con mal comportamiento en los estadios deportivos, algo que francamente tienen que ver más con las indisciplinas sociales que con actitudes de hidalguía.
Es que todo tiene  un hilo común: la violencia identificada con agresividad,  asociadas con  masculinidad porque uno de los atributos de los hombres —que se nos critica, pero también se nos exige, incluso por las mujeres— es la actitud rápida, enérgica ante un problema. En muchos de los cuales la solución depende de la rapidez de la respuesta, que incluye la reacción ante una agresión física, porque además no tenemos cultura del diálogo sino de la respuesta.
Las estadísticas dicen que como a los estadios deportivos van más los hombres que las mujeres cualquier síntoma de agresividad con ademanes o gritos, dígase insultos al equipo contrario, a los árbitros o a los aficionados del equipo contrario, se toma como masculinidad hegemónica, incluso si lo hacen mujeres porque se considera  que asume un estereotipo de la masculinidad hegemónica, es decir de machismo que es una ideología — en negativo— que pueden padecer las mujeres.
Por eso es importante hacer el análisis correcto para no verlo como una actitud ideológica.
En cambio, esa transversalidad en el análisis de género de que hablamos al principio, tiene que ver el debate social, porque si los hombres sienten que eso que le enseñaron que era ser hombre ahora todo está mal, se produce la crisis. Si se produce una crisis, de que todo está mal, y además no ofreces ni soluciones, modelos o paradigmas, se promueve el desmontaje de un sector grande de la sociedad sin saber qué hacer. Esto pasa en la sociedad mundial».
Pero Cuba parece no caber en estos moldes. La mujer cubana no es la de buena parte de Latinoamérica; son otros los problemas, son otras las aspiraciones. En cambio los hombres cubanos tienen encima igual la marca de la violencia que la exigencia de sus deberes.
No tenemos estadísticas que reflejen qué mujeres —cuántas y cómo ——   ven como paradigma el modelo de la masculinidad hegemónica de que hablábamos hace un rato, pero lo cierto es que un sector de mujeres no despreciable no quieren a hombres sin dinero, porque se le ha educado en la caza de “buenos partidos”, además del culto al cuerpo, a la condición de buena madre y buena esposa. Y esto ha sido una constante que agrupa a los hombres con los que he trabajado para la investigación del libro Macho, Varón, Masculino.
Esto hay que verlo en la calle, no en los espacios académicos. Hay que verlo en el entorno social, en dónde la economía tiene un peso fundamental, que explica que muchos jóvenes se desmotiven del trabajo y se van a actuar dentro del “mercado negro”, para satisfacer la necesidad de conquistar mujeres.
Todos estos discursos —para bien y para mal— están presentes en personas de muchos niveles, desde el elemental hasta en Doctores en Ciencia. Lo que pasa es que quizá el nivel de violencia entre gentes con niveles cultural y académico sea más sutil, pero no menos brutal.
Por eso el nivel de transformación debe incidir incluyendo la elite, incluyendo el poder.
 Insisto en la importancia entre lo que decimos y lo que hacemos, porque esa transversalidad es algo que empezamos por exigirnos entre los que participamos en estas investigaciones y que sea nuestro modus viviendi en la universidad.
En los grupos con los que me reúno para trabajar — estudiantes universitarios que luego serán mis compañeros de trabajo— debe haber ciertos códigos de comportamientos entre lo que estamos diciendo y lo que estamos haciendo. Y el primer cambio tiene que ser entre ese grupo de hombres con los cuales estamos trabajando en la construcción de un modelo diferente,  pero que también ellos lo disfruten porque lo que no puede pasar es que ellos lo vean como un modelo rígido que se asume para agradar,  sin agradarte a ti mismo, es decir,  sólo para exhibirse.
En lo personal a mi me ayuda muchísimo porque yo tampoco soy un modelo de hombre, o soy un modelo de hombre que trata de satisfacer sus propias expectativas, tengo contradicciones perennes, porque no he dejado de participar en esta sociedad machista, educado por padres educados a su vez en una sociedad machista, y además criticando esa sociedad en la que sigo viviendo. Es decir el primero objeto de observación es un mismo. Todo esto crea dificultades porque en una sociedad machista es difícil hablar de cosas personales—como la salud sexual— incluso entre amigos, además del temor de parecer, o autosuficiente o mostrar conceptos equivocados.
¿No hay diferencias entre conceptos de lo masculino, la virilidad, el machismo?
Hay diferencias, claro, pero incluso ese hombre que disfruta de estos poderes, tal vez también quiera ser de otra forma y no ejercer una hegemonía sino ser solidario, compartir sus conocimientos, establecer igualdad de criterios y oportunidades con las mujeres. No se trata de que esa construcción de masculinidad basada en los criterios que acabo de enunciar sea negativa, sino la forma de asumirla.
Para escribir el libro Macho, varón, masculino, tuve que realizar un trabajo con enfoque antropológico, resumen de diez años de trabajo, entre otras cosas, sobre violencia, paternidad y salud sexual, con un enfoque antropológico, sobre lo que opinan los hombres sobre su sexualidad.
El objetivos era promover una reflexión sobre nosotros mismos,  a partir de vivencias grupales —incluyó igual a presos que a policías— y la posibilidades de discutir sin sentir culpabilidad, es decir quitarnos esa esencia patriarcal de considerar que somos lo violentos o los abusivos.
Si el problema es victimizar a las mujeres y reflejar a los hombres como victimarios, sólo entrevés un fenómeno, pero no ayudas a resolverlo.
La sociedad nos enseña la fuerza del poder, la hidalguía, los juegos de video violentos; en los medios se nos muestra el poder de la violencia,  y la familia nos educa para dominar. Además muchas mujeres tienen visiones masculinas —incluso desde la violencia—, del poder de los hombres.
Es decir qué somos, qué queremos ser. No es desmontar la masculinidad.
En lo personal  tengo muchos ojos sobre mí; fíjate: hombre, que se dice feminista, que trabaja el tema de modelos de masculinidad y estudia el tema la crisis de la masculinidad, debo enfrentar el hiperanálisis y el “chequeo” de un montón de gentes : «¡oye, si tú eres esto porque haces lo otro!
Esto puede ser un tanto incómodo, pues me siento como vigilado por un árbitro que te mira con atención para sacarte una tarjeta amarilla.
Mucha veces vemos personas —hombres y mujeres— hablando de género en espacios de debate, y sus discursos son inequitativos o son incapaces de mostrar solidaridad para ambos sexos. Nada de esto es abstracto.
Añádele a esto el caso de quien desde un puesto de trabajo trata con desprecio a los de menor categoría sea hombre o mujer, por soberbia.
En uno de mis trabajos de campo estuve en la prisión de Valle Grande; y mi concepto de libertad —un poco abstracto— cambió cuando escuché los conceptos de libertad que tenían los reclusos.
Entre los conceptos feministas y la crisis de la masculinidad, ¿Como serán las generaciones emergentes de hombres si cambian los conceptos?
Se trata de aprender modelos de masculinidad que no sean hegemónica ni violentas, pero tampoco promover a este sector poblaciones sin identidad grupal.
El feminismo es más que un discurso donde la mujer quede redimensionada, sino una corriente ideológica sobre los derecho de las mujeres. Cuando una mujer promueve un discurso arremetiendo contra los hombres, puede que este en su derecho hacerlo, pero igual construye un discurso de inequidad. No podemos pensar en dos planetas paralelos, uno para mujeres y otros para hombres.
Somos diferentes en la biológica y en las costumbres, pero para no caer en discursos, los que nos iguala es la normativa, en los derechos en los deberes, es decir en todos los compromisos hacia todo lo que la sociedad nos da.
Un hombre para vivir en la equidad no tiene porque dejar de ser masculino, de dejar de gustarle el deporte o sentirse viril. El ser humano —mujer u hombre— también tiene una estética que defender, como conforma una ideología que debes defender.
Lo que pasa es que también tiene que conformar la coherencia entre lo que dice y lo que hace.
Sin embargo, el discurso Per Se de cambio en la masculinidad, no indica que los hombres para luchar por un mundo de equidad con las mujeres, tenga que dejar cosas que tradicionalmente hecho y disfrutan. Lo que hay que es desmontar eso que nos convierte en seres contradictorio para deberes y derechos
Pero el sexismo es como un comodín que se usa mucho últimamente para descalificar lo masculino confundiéndolo con machismo…
El Sexismo es una categoría dentro del Feminismo, y está dado sobre todo a partir de considerar a las mujeres como objetos sexuales, pero en el lenguaje se da también: no es lo mismo un “hombre de la calle” —tipo exitoso— que una “mujer de la calle”, que probablemente en casi toda iberoamerica signifique prostituta. Está el hecho de que no basta que una secretaria sea eficiente, sino además tiene que ser bonita; es decir un análisis sexista a la hora de conformar empleos
En los debates sobre sexismo en Cuba se tuvo un particular énfasis en la lingüística, pero no es un término que dé nombre a un concepto acabado. La epistemología se encargará de hallar nuevos términos para nuevos conflictos.
Por ese camino, ¿cuánto de reaccionario puede ser un padre que se niegue a aceptar un profesor “amanerado” para su hijo pequeño, en edad en que los maestros se convierten en modelo a imitar?
La respuesta gira en torno a los derechos. Un padre no tiene derecho negar a un maestro ni a definir la actitud, a menos que ese profesor con sus “manerismos” esté tratando de influir  más allá de la educación, porque hay muchas maestras en la educación cubana y no por eso vamos a preocuparnos por las formas de expresarse de los niños varones…
…Sí, pero los niños saben que entre un hombre y una mujer… diferencias, hay …
…e igual al final las personas eligen su opción sexual, por diferentes maneras; lo que sí es reprobable la incitación directa, que es lo debemos evitar.
Lo primero es la actitud ética del profesor, que sabe que su deber es educar y transmitir valores. El profesor puede ser lo que el quiera —sexualmente hablando—, pero en el aula la actitud tiene que ser al menos una actitud más neutral.
No creo que tenga que cambiar su forma. Y lo contrario puede derivar hacia una actitud homofóbica.
En una sociedad que ha apostado mucho por la cuestión andrógena es importante que valoremos que no tenemos derechos sobre “las maneras” sino sobre las formas de que esas maneras influyan en la educación.
He visto en muchas escuelas que la música escuchada en el receso es tan agresiva como aquella con el estribillo de te vo`a meter un Ditú por la boca, y sin embargo no nos metemos con los músicos, con los autores de video-clips ni con la cultura en general, por miedo a convertirnos en censores.
Si mi hijo se desarrolla como un violento o hasta violador, no puedo hacerme la pregunta al final que hice yo mal, porque además no vivimos en una burbuja.  Usted tiene el derecho a ser, pero tiene también el deber de oír mi protesta.
En el corto de ficción Amar Comer y Partir se refleja el conflicto de las parejas que despojan el sexo —e interpreto yo que al amor también— del juego del macho y la hembra, del placer de hacer una fiesta con el proceso amatorio, de eso que García Márquez llamó el susto del amor. ¿Vamos a eso en el futuro?
No creo que los juegos sexuales alrededor de la masculinidad y la feminidad, se vayan   a acabar, porque hay algo atractivo, incluso en todas las opciones sexuales. Lo que pasa es que hay ahora muchos modelos nuevos de comportamiento que antes no eran visuales o pocos permisibles.
Es decir la globalización llega hacia otras formas de sexualidad, en la que los jóvenes son los más tendientes a practicarlo con más desenfado.
Hay que ver también dónde están los límites sobre qué podemos hacer para no agredir con nuestra sexualidad a los demás, porque puede olvidarse que tu libertad termina donde empieza la libertad del otro.
Todo esto implica que las normativas sociales tienen que ser suficientemente amplias para que a la vez que incluya a todos, frenen las agresiones sean de quien sean.
Hay que debatir el tema, porque aquello de “las buenas costumbres” suena a muy a moralina, muy falso, sino que todos y todas estemos representados a nivel social, y sobre todo que los derechos estén al mismo nivel que los deberes.
No podemos ser cómplices del silencio, dejándole el problema a la policía o a los órganos que tienen que legislar sobre algo que compete a todos desde la familia, el barrio hasta las ciencias sociales.
¿Crees que la sociedad cubana va hacia la coherencia o solo a la tolerancia en ámbitos de la sexualidad y género?
 Vamos hacia las dos cosas, pero la tolerancia para mí es siempre un discurso de aceptación, pero desde el poder. En mi opinión el camino a construir es el de la convivencia, con toda la diversidad,   y en esa construcción hay que ser coherente.
La cultura de paz es más que ese concepto simbolizado con una paloma; necesita de la cultura del   diálogo, más en las diferencias que en las similitudes.