Este
sábado 18 de agosto de 2018, a las 12:18 minutos, por el cielo de La Habana
pasó un OVNI. La foto es prueba
irrefutable. Iba camuflado en forma de nube y pocos lo percibieron. La incredulidad
niega que haya vida fuera del sistema solar. La ingenuidad cree que sí y que
han llegado mediante formas, texturas y materializaciones, aproximadas a la
idea que tenemos los terrícolas. Y finalmente, los agnósticos arguyen que,
después de tanto tiempo revoloteando alrededor, que no hayan decidido, por fin,
contactar, va contra la lógica humana y la del más allá, incluyendo toda idea
de Más Allá al que acudimos cuando no tenemos respuestas a la mano. No puede
ser temor. Están más preparados que nosotros; de lo
contrario, hubieran esperado un viaje al revés, con resignación. No estarían huyendo
de sus desastres, para venir a un desastre en ciernes. No es curiosidad o
turismo sideral. O aspirando a puertas abiertas académicas; no las hemos
abierto. La mayoría terrícola sustenta el ideal en un enfrentamiento feroz,
descomunal y hasta la muerte. Es lo que nos enseña la historia
universal...hecha en la Tierra. Y ellos deben saberlo.
La
cuestión es que no les interesa Solo pasan,
mimetizados; hacen un looping, un medio tonel, dos o tres rizos y desaparecen. Y
dirán impacientes “Llegar o no llegar no es la cuestión”.
(Dedicado a los apasionados por la ciencia
y las tecnologías; que escriben sobre tales ámbitos y por lo general se ganan
su sustento haciéndolo. Pero sobre todo a mis amigos, practicantes
incondicionales y poseedores, además de imaginación desbordada, de un sentido
del humor a borbotones. Y sé que ahora mismo, reunidos en secreto dirán bajito,
casi en susurro «Escondámosle la cámara unos días, hasta que se le pase la
pasión de ánimo. Esta vez le ha dado fuerte». Y entre risas brindarían con
cerveza, ron, vino, té, café o agua hervida, cada cual a su modo).
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