Si la montaña viene a uno…
…«En una foto aérea realizada en el año 1956 se notaba una zona de ruptura. Las personas que sobrevivieron al evento del 63 dijeron que primero sintieron un estruendo cuando se desprendía la falda de la sierra, y 45 minutos después se fue abajo la loma con gran cantidad de agua».
“Evaluación de riesgo por deslizamiento de terreno en Cuba”
Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña, admite un aforismo que expresa la humildad y el realismo con que se deben enfrentar ciertas situaciones. La imaginación popular se ha encargado de repensar el proverbio y advertir con humor ―y también con realismo―, que si por el contrario la montaña viene a uno, entonces habría que correr porque seguramente es un alud. Sin embargo, no puede esperarse a que la montaña se venga abajo para “echar un pie” o tomar entonces las posibles acciones.
Por: Jorge Sariol
Gráfica: Cortesía del geólogo Enrique A. Castellanos Abella (IGP)
En Cuba hay registros de deslizamiento de tierra por sismos, pero la gran mayoría ocurren por intensas lluvias, y aunque hay largos períodos de seca, los huracanes ―más frecuentes y más devastadores― traen consigo mucha agua.
Pensando en ello los estudios geológicos ha determinado cuáles sitios de las serranía cubanas son potencialmente peligrosos ante grandes derrumbes de masa de tierra.
Para ello se han realizado estudios de riesgo ―que incluyen asentamiento, consejo popular, municipio y provincia―, sobre poblaciones, construcciones, vialidad, áreas protegidas o de usos del terreno, y además los llamados Valores de Riesgo, en función del tipo de peligro y según el tipo de deslizamiento.
En el año 2000 fueron utilizadas 300 fotos aéreas para clasificar varios tipos de deslizamiento: caída de rocas, volcamiento o flujo de detritos.
El geólogo Enrique A. Castellanos Abella, del Instituto de Geología y Paleontología (IGP) ha participado en varios de estos estudios de evaluación espacial de riesgo por deslizamiento de terreno.
Uno de ellos estuvo centrado en la serranía de Caujerí en la provincia Guantánamo.
«El estudio[1] ―explica el geólogo― partió de una problemática nacional; luego lo enfocamos en la provincia de Guantánamo ―escala 1:1 000000―; luego más específicamente en el municipio San Antonio del Sur ―en escala 1:50 000―, y dentro de este último territorio fijamos la Sierra de Caujerí. Finalmente estudiamos el deslizamiento de la Comunidad de Los Jagüeyes, ocurrido en 1963».
Para esto se tienen tres grupos de métodos fundamentales: los llamados cualitativos, basados en clases categorizadas por juicio de expertos, y cuyos resultados se dan en términos de alto-medio-bajo.
Le siguen los semi-cuantitativos, basados en rangos o pesos asignados por un criterio dado, y cuyos resultados se dan en números, pero el significado se establece comparando zonas; y finalmente el método cuantitativo, basados en probabilidades o por ciento del riesgo total esperado.
«A nivel local ―insiste Castellanos Abella―se hizo a la inversa: primero se analizó en detalle el deslizamiento resultado del ciclón flora, el más grande que ha ocurrido en Cuba: tres Km. aproximadamente y un ancho de 500 metros. Ocurrió después de tres días de lluvias intensas e ininterrumpidas y barrió con todo lo que encontró a su paso al entrar en el valle: personas, animales, casas y cultivos.
«Luego quisimos modelar lo que pasaría si se dan condiciones similares en otras partes de la Sierra de Caujerí».
Según declaraciones del científico, doce posibles lugares de iniciación de deslizamiento fueron analizados, y se tomaron muestras del espesor inicial que pudiera tener esa masa al desplomarse. Se hizo una corrida en la modelación dinámica, aplicando las mismas variables de análisis de Los Jagüeyes, para obtener las líneas de hasta dónde llegarían los depósitos y las afectaciones que tendría las 98 viviendas de las familias que viven allí.
«Se incluyeron los factores morfométricos de la longitud, ángulo y concavidad de la pendiente ―advierte el joven geólogo―, y en el escarpe de la sierra se realizó un estudio hidro-geológico de la ubicación de cada uno de los manantiales, y a qué nivel, porque de la sierra salen muchas redes fluviales, alguna intermitentes, otras perennes.
«La zona tiene una formación geológica llamada en Cuba Yateras: rocas calizas y margas, con estratificación horizontal o sub-horizontal, con procesos cársicos muy intensos; por debajo aparece otra formación llamada Maquei, compuesta por rocas terrígenas».
La investigación tuvo un marco metodológico que consideraba todos los aspectos fundamentales de manera espacial con información básica necesaria relacionada con la ocurrencia de deslizamiento: parámetros ambientales, factores disparadores y elementos en riesgos.
Las formas en que estos elementos se combinan llevan a los estudios de vulnerabilidad y consecuencias.
«El principal objetivo del trabajo ―concluye el geólogo― es que
las autoridades de la Defensa Civil tenga a mano los resultados para saber la prioridades y decidir cuándo y qué lugares merecen estudios más a detalles y qué soluciones específicas darán a cada caso.
El geólogo Enrique A. Castellanos Abella tiene un visión no catastrofista de la problemática.
¿Cada vez que hay un deslizamiento tal, cambiaría la morfología del terreno para mal?
Eso ocurre constantemente en cualquier época y cualquier lugar del mundo. Cambia incluso el paisaje, se vuelve otra imagen. Lo de para mal tiene que ver con el grado de afectaciones de quienes han vivido en el territorio y los cambio que sufren.
¿Los campos de cultivo se afectarían con cada deslizamiento?
En el Valle de Caujerí los deslizamientos actuales solo llegan hasta el pie del talud. El valle mismo es el resultado de procesos erosivos de hace millones de años
¿ Son posibles las soluciones ingenieras para las carreteras que están en zonas de deslizamientos?.
Las hay. La Carretera de la Farola es un modelo brillante, pero en algunos lugares habrá que renunciar. El ejemplo más exacto es la vía que va de la ciudad de Guantánamo a Felicidad de Yateras; hubo un tramo que cambió por completo por un deslizamiento, y después de analizar que era más el riesgo al reparar los destrozos que el gasto de hacer otra nueva, se realizó un desvío.
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[1] El trabajo es parte un proyecto de estudio en Cuba con el Grupo de Evaluación de Riesgo y la Agencia de Medio Ambiente, del CITMA, por los diferente tipos de peligros el país, y cuyos resultados están destinados a los planes de reducción de desastres de cada territorios